Benedictus, canción del descenso

Para el día de hoy (24/12/10):
Evangelio según San Lucas 1, 67-79

(Zacarías se había reducido al silencio.
Quizás, no como un castigo por su falta de fé, sino más bien porque a veces es preciso retirarse, despojarse de ruidos inútiles y esperar con confianza y paciencia la llegada del momento preciso, en donde la Palabra vuelva a recobrar significado.

El tiempo estaba maduro, los buenos frutos al alcance de todos, y Zacarías recobra el habla pues ha recuperado la Palabra extraviada.
Su cuerpo marchito y achacoso se yergue entero y firme como un roble...¿quién hubiera podido inferir que ese sacerdote estaba más para ser abuelo que para novel padre?
Pero son cosas del Espíritu, y él es una nueva vida, un alma re-creada que canta desde esa Palabra que late en su vida, en la de su esposa, en la de su hijo, en sus vecinos, en su pueblo.

Quiera Dios bendecirnos como a Zacarías, ganar el silencio para recuperar la Palabra y volvernos canción.

Mujeres y hombres que bendicen y se alegran por ese Dios al que le descubren sus huellas en la historia de la humanidad, en un grupo de esclavos egipcios, en un pastor babilonio, en esas tiendas del desierto, en los surcos de cada pueblo, en el rostro del vecino, en la propia existencia.

Mujeres y hombres que que no se avergüenzan de cantar a voz en cuello a ese Dios de la vida y la liberación, Dios que interviene directamente en el tiempo humano, fuerza de redención, salvación que quiebra toda cadena de opresión y miseria.

Mujeres y hombres que no desmayan porque saben que Dios -invariablemente- cumple todas sus promesas, y siempre hay algún amigo suyo que dá el aviso, esos que llamamos santos y profetas.

Mujeres y hombres que cantan la justicia de ese Dios que se expresa en la Misericordia.

Mujeres y hombres que tienen el mismo anhelo que el de su Creador: el de vivir vidas mansas, caminando a su luz senderos de paz.

Mujeres y hombres que descubren -como Zacarías- en Juan, en un hijo, en cada niño, un anticipo maravilloso de ese Dios que ha descendido por pura ternura, desde lo insondable y lo infinito al milagro de un Niño frágil en brazos de su Madre, al cuidado del carpintero galileo.

Que en esta Navidad signifique volver del silencio y recuperar la alegría del descenso de ese Dios-con-nosotros, Palabra reencontrada y viva)

Paz y Bien

6 comentarios:

♥Alicia dijo...

¡PAZ EN LA TIERRA!!

Querido Ricardo, con mucho amor, deseo que el Niño Dios derrame abundantes bendiciones en tí, en tu familia, en quienes amas y el mundo entero.
¡Feliz Navidad!!
Besos

Angelo dijo...

"Cuando estaba esperando, llegaste Señor. ¡Te necesitaba en mi corazón!"
Feliz y Santa Noche de Navidad. Un abrazo

Miriam dijo...

Muy feliz Navidad y gracias por la labor de tu blog
Un abrazo

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Querida Alicia, que el Niño Santo encuentre siempre abrigo y refugio en nuestros corazones.
Muchas felicidades para vos y los tuyos.
Un abrazo grande
Paz y Bien
Ricardo

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Muchas felicidades para tí y tu familia, querido Ángel
Un abrazo en Cristo y María
Paz y Bien
Ricardo

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Gracias por tus palabras, Miriam, y muchas felicidades para tí y tus seres queridos.
Un abrazo en Cristo y María
Paz y Bien
Ricardo

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