Aquél que esperamos

Para el día de hoy (12/12/10):
Evangelio según San Mateo 11, 2-11

(El Bautista languidece en las mazmorras de Herodes.Ha dejado demasiado en evidencia la corrupción del déspota, los caprichos del poderoso tetrarca.
Desde el desierto se ha mantenido firme, sin someterse a las veleidades del poder, varas agitadas al viento político. Desde la sencillez de sus ropas, denuncia a los que, elegantemente vestidos, detentan la opresión desde los palacios.

Es el más grande entre los nacidos de mujer, y aún así, el más pequeño del Reino, aún hay algo que le falta.

Juan sabía en su interior que ese Jesús era el Cristo, Aquel al que su pueblo esperaba desde tanto tiempo. Sin embargo, duda: ese galileo rompe el molde, la idea que él y otros tantos tenían del Libertador, un Mesías bravo y guerrero, revestido de gloria punitiva y venganza. Por ello mismo, desde su prisión envía a dos de sus propios seguidores a Jesús para hacerle llegar sus temores.

Y el Maestro responde, y la respuesta a Juan es respuesta para cada uno de nosotros, en especial cuando sus enseñanzas rompen nuestras molduras, cuando la imagen que nos hemos hecho de Él se nos vuelve extraña.

No se detiene en puntillosas cuestiones doctrinales; ni siquiera se detiene en exactitudes y ortodoxias del culto.
Él habla con palabras claras: ha llegado la liberación, el Reino está entre nosotros y florece desde la compasión: los ciegos ven, los paralíticos caminan, los leprosos son purificados, los sordos oyen, sanación que es consecuencia directa del amor.
Quizás por ello nos hable de con-versión que supere toda per-versión que excluya, desprecie e ignore.

La vida prevalece, los muertos resucitan, la Buena Noticia es anunciada a los pobres, esa noticia increíble de que Dios es ¡Abbá! y que por ello mismo todos somos hermanos, esa noticia que es maravillosa para los sencillos y pequeños, esa noticia grande de que los que sufren dolores y miserias están cerca, muy cerca de ese Dios que se nos revela en Jesús.

Es tiempo de esperanza, y también de alegría si somos capaces -aún desde las prisiones de nuestras mezquindades y preconceptos- de reconocer a Aquél que esperamos en Jesús, el hijo de María, Dios con nosotros.

El Reino de Dios ya está entre nosotros, y florece cuando suceden -donde quiera que sea, sin prevalecer demasiado su origen- la compasión y la misericordia, la paz y el bien, la justicia y la liberación como latido de vida perpetua desde la profecía y la entereza en el desierto, y no tanto desde oropeles palaciegos.

La vida se asoma eterna en pañales desde un Niño en brazos de su Madre)

Paz y Bien

2 comentarios:

♥Alicia dijo...

Padre nuestro,
estamos ante ti,
queremos darte las gracias,
por el nacimiento de tu hijo Jesús,
Él es nuestra luz y guía,
compañero de camino.
Ayúdanos a acogerlo como María,
José y los pastores,
Te pedimos por todos los niños del mundo, por los que peor lo pasan,
por los que no tienen lo necesario para vivir
por los que se encuentran solos,
alejados de sus seres queridos,
por los enfermos, ancianos.
Que en esta Navidad encuentren personas solidarias,
que compartan el mensaje del Amor y de la Paz que Tú nos regalas.
Amén

Querido amigo con mucho cariño te comparto esta oración y deseo para vos dias de mucha luz en tu corazón y así ir con alegría al encuentro del Señor.
Un abrazo fraterno.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Gracias, Alicia, verdaderamente gracias.
En estos tiempos algo complicados, este regalo es un buen remanso en donde detenerse y respirar profundo (disculpame la demora en responderte)
Un abrazo grande
Paz y Bien
Ricardo

Publicar un comentario

ir arriba