Santos Felipe y Santiago, apóstoles
Para el día de hoy (03/05/17):
Evangelio según San Juan 14, 6-14
Cristo camino, verdad y vida.
Camino con rumbo, con horizonte concreto para no extraviarse.
Verdad que nos hace libres, que nos rescata de todas las tinieblas erróneas.
Vida plena, vida sin límites, vida que traspone todas las fronteras inmanentes de la muerte.
Todo lo que el Maestro enseñaba, todo lo que hacía, todo lo que decía -desde el mínimo gesto hasta la señal más asombrosa- invariablemente Él refería a su Padre. Toda su existencia es transparencia e identidad con su Padre. En todo lo que Él dice y hace se descubre al Dios del universo.
En el pedido de Felipe subyace uno de los interrogantes mayores de la humanidad. En tiempos tan secularizados como vivimos, quizás no tenga demasiada relevancia -todo parece haber perdido gravitación- pero en todo corazón anida el deseo y las ganas de trascendencia, el ansia de ir más allá de la biología, la búsqueda de las respuestas a las preguntas primordiales: de dónde venimos, adónde vamos, por quién.
La invitación del Maestro implica cierto coraje.
La fé es un salto de trascendencia sin redes de seguridad, pero sin peligros de lastimarse. Las verdaderas heridas son las ocasionadas por cotidianidades opacas, en donde sólo cuenta el más acá, en donde el límite es la muerte como horizonte final y en donde el sentido se regula por la fría razón y los parámetros impuestos por la lógica.
No está nada mal guiarse por la razón, pero en la dinámica del Reino hay más, siempre hay más.
Hay una realidad trascendente e infinita que se deja encontrar, y que está allí nomás, traspasando el umbral de lo evidente.
La gran diferencia, lo que es decisivo es que el acceso a esos campos infinitos no se procura a través de doctrina ni de acciones tabuladas, ritos prescritos y fijos. La puerta es una persona, Jesús de Nazareth el Resucitado.
Conocer, ver, hacer son matices y ramas fragantes del árbol de la vida, la fé, que es don y misterio.
Actuamos de un modo determinado porque creemos, porque creer no es una
cuestión de adhesión a pensamientos sino porque el encuentro con una
Persona nos ha transformado de una vez y para siempre. Dios es Jesús y Jesús es Dios.
Dios por estos campos desolados. Dios con nosotros. Dios por nosotros. Dios en nosotros.
Nunca estaremos solos. Todo lo podemos en Aquél que se ha quedado a nuestro lado para siempre.
Paz y Bien
1 comentarios:
Gracias por este compartir, que ayuda, yo al meditar este evangelio me he estado preguntando, la pregunta de Jesús a Felipe, ¿aun no me conoces? ¿en realidad lo conocemos? porque si digo que lo conozco, he de vivir como Él, y no siempre lo hago, Gracias, por sus palabra que iluminan.
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