Domingo 5° de Pascua
Para el día de hoy (14/05/17)
Evangelio según San Juan 14, 1-12
Hay una constante, y es que oscilamos entre una espiritualidad desencarnada de la realidad a una religiosidad que se remite específicamente a las necesidades comunes, a lo coyuntural, a lo que suele perecer.
Quizás, en parte, esto suceda porque el acostumbrarse y transcurrir sin crecer ni expandir el corazón demuele cualquier esperanza.
Por ello mismo es necesario y hasta imprescindible volver a hacer preguntas como la de Felipe, que aunque errónea ante toda la evidencia de la Gracia, es signo de un alma que no se queda quieta y no se conforma.
Porque sin camino no hay andar, y si no hay andar mucho menos hay un destino cierto.
Porque sin verdad, estamos a la ventura de vientos difíciles y tormentas malignas que nos llevan a ninguna parte.
Porque sin una vida definitiva, hay una muerte rotunda.
Tal vez, nos hemos vuelto puntillosos adeptos a un sistema de creencias y férreos defensores de profundas doctrinas, pero olvidamos la clave/llave de toda vida: la Salvación -don y misterio- no está definida por las cosas y dogmas en los que creemos, sino más bien por Quien creemos.
Quizás, en parte, esto suceda porque el acostumbrarse y transcurrir sin crecer ni expandir el corazón demuele cualquier esperanza.
Por ello mismo es necesario y hasta imprescindible volver a hacer preguntas como la de Felipe, que aunque errónea ante toda la evidencia de la Gracia, es signo de un alma que no se queda quieta y no se conforma.
Porque sin camino no hay andar, y si no hay andar mucho menos hay un destino cierto.
Porque sin verdad, estamos a la ventura de vientos difíciles y tormentas malignas que nos llevan a ninguna parte.
Porque sin una vida definitiva, hay una muerte rotunda.
Tal vez, nos hemos vuelto puntillosos adeptos a un sistema de creencias y férreos defensores de profundas doctrinas, pero olvidamos la clave/llave de toda vida: la Salvación -don y misterio- no está definida por las cosas y dogmas en los que creemos, sino más bien por Quien creemos.
Porque no creemos en algo, creemos en Alguien, Jesús de Nazareth, nuestro camino, verdad y vida, nuestro destino, nuestra existencia y nuestra liberación, hermano y Señor nuestro, puerta siempre abierta a la vida plena que no tiene fin.
Hemos de vivir sus sentimientos. Amar como Él amaba, confiar como Él confiaba, fieles hasta lo último, con paso firme y mirada renovada en frutos de servicio y compasión, para mayor gloria y alabanza del Padre.
Paz y Bien
1 comentarios:
Gracias, por su reflexión, siento que revestirnos de Cristo no es fácil, y amar como ÉL, Señor dame tu gracia y cambia mi corazón, gracias.
Publicar un comentario