Para el día de hoy (10/10/11):
Evangelio según San Lucas 11, 29-32
(No es sencillo negar lo evidente, ni es demasiado fructífero ahondar en los antisignos; para colmo de males, suele sucedernos esta cuestión a nosotros también, en especial cuando por diversos motivos quedamos con la soga al cuello, agobiados de angustia y pesar.
Nos agrada sobremanera un dios hecho a la medida de nuestras necesidades, y esas necesidades pueden ser producto tanto de aquello que nos duele como también puede ser fruto malo de los que tienen la mirada opaca, aquellos a los que la luz lastima y molesta.
Son los personeros de un dios creado a imagen y semejanza de sus caprichos, un dios celestial que se impone por la fuerza, un dios de acciones espectacularmente maravillosas -cercano a la magia- que el Dios de Jesús de Nazareth, Abbá que no impone, que busca a todas sus hijas e hijos sin excepción, un Dios que se hace hombre en la humildad y la pobreza de María, un Dios que empuja la vida desde las entrañas de la tierra y cuando todo parece anegado por la muerte, un Dios siempre presente en todas partes desde la bondad y la compasión que ama a los extranjeros y protege a los viajeros.
Él está ahí, todo el universo lo señala en un grito silencioso; será -tal vez- cuestión de juntar un poco de coraje filial y animarse a mirar al sol de frente, con mirada clara dispuesta a ver lo que es y no tanto lo que se pretende desde vanos egoísmos y mezquinas necesidades)
Paz y Bien
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