Para el día de hoy (11/10/11):
Evangelio según San Lucas 11, 37-41
(El término catarsis no nos es desconocido: en su raíz griega refiere literalmente a purificación.
Es claro que, producto de la modernidad y de la levedad en el uso de las palabras, le hemos asignado una multiplicidad de usos. Así entonces con "hacer catarsis" expresamos esas necesidades de depurar nuestras cargas y agobios anímicos, es decir, hablamos de una purificación en un plano estrictamente psicológico.
Sin embargo, podemos proyectar el ámbito de lo que entendemos por purificación también a lo social, a lo corporal, a lo religioso, a lo espiritual, y aventurarnos a mirarnos en la totalidad de nuestras existencias.
A ello se refiere la Palabra para el día de hoy.
Sabemos -y a menudo practicamos- un amor ritual, depurando la exterioridad mediante fórmula preconcebidas pero obviando las honduras de nuestras almas. Y el mundo actual, en aras de una globalización espúrea, minimiza la necesidad de transparentarnos, y se repite ad nauseam la postura farisea, aquella que reivindica el respeto por las formas pero olvida lo cordial.
Sin buscar métodos nuevos ni gurúes terapéuticos, el Maestro vuelve a hablarnos de ello hoy, con voz clara.
La verdadera catarsis, la auténtica purificación de las almas implica ante todo la identidad entre el interior que se palpita y el exterior que se expresa; y el camino primordial para barrer los patios del alma es el dar, la generosidad, la solidaridad, la compasión, esa limosna que significa dar lo propio y nunca lo que sobra, con el mismo corazón grande y humilde de la viuda que ofrece sus moneditas en el Templo para la subsistencia del otro, con el Espíritu de Aquel que no guardo nada para sí mismo.
Darse es el camino que rompe todo egoísmo)
Paz y Bien
Es claro que, producto de la modernidad y de la levedad en el uso de las palabras, le hemos asignado una multiplicidad de usos. Así entonces con "hacer catarsis" expresamos esas necesidades de depurar nuestras cargas y agobios anímicos, es decir, hablamos de una purificación en un plano estrictamente psicológico.
Sin embargo, podemos proyectar el ámbito de lo que entendemos por purificación también a lo social, a lo corporal, a lo religioso, a lo espiritual, y aventurarnos a mirarnos en la totalidad de nuestras existencias.
A ello se refiere la Palabra para el día de hoy.
Sabemos -y a menudo practicamos- un amor ritual, depurando la exterioridad mediante fórmula preconcebidas pero obviando las honduras de nuestras almas. Y el mundo actual, en aras de una globalización espúrea, minimiza la necesidad de transparentarnos, y se repite ad nauseam la postura farisea, aquella que reivindica el respeto por las formas pero olvida lo cordial.
Sin buscar métodos nuevos ni gurúes terapéuticos, el Maestro vuelve a hablarnos de ello hoy, con voz clara.
La verdadera catarsis, la auténtica purificación de las almas implica ante todo la identidad entre el interior que se palpita y el exterior que se expresa; y el camino primordial para barrer los patios del alma es el dar, la generosidad, la solidaridad, la compasión, esa limosna que significa dar lo propio y nunca lo que sobra, con el mismo corazón grande y humilde de la viuda que ofrece sus moneditas en el Templo para la subsistencia del otro, con el Espíritu de Aquel que no guardo nada para sí mismo.
Darse es el camino que rompe todo egoísmo)
Paz y Bien
1 comentarios:
Ciertamente necesitamos normas
El problema, grave, es cuando pensamos que por tener normas no necesitamos nada más
En el Amigo
al + mc
Publicar un comentario