Enviados pobres y sencillos

Para el día de hoy (03/02/11):
Evangelio según San Marcos 6, 7-13

(Es necesario que no haya espacios para dudas abstractas, se trata de una cuestión bien concreta: las primacías e iniciativas son de Cristo. Desde allí, desde ese primer paso, se abre la ventana para que nos ilumine el sol de sabernos elegidos, queridos, buscados -todos y cada uno de nosotros- y que Él confía en nosotros... más aún, que tiene puesta en nosotros una fé de tal dimensión que la nuestra se vuelve nimia y más pequeña que el robusto grano de mostaza.

La fé -don y misterio- tiene una raíz netamente amorosa: por ello mismo, la fé es sinónimo de movimiento, de salir de sí mismo, del ir hacia el otro. Con sinceridad, no podemos hablar de fé si la asociamos a quietismo, al temor, a la comodidad, al individualismo y, mucho menos, al egoísmo.

Por ello esa elección personal con la que se nos busca desde siempre, moviliza.
Entre esos Doce enviados de dos en dos estamos vos y yo, tú y ella, todos nosotros.

De dos en dos, recordatorio permanente de que no hablamos de nosotros mismos sino que somos portadores de la Buena Noticia; esa misión nunca ha de ser individual sino comunitaria, signo de que el Reino se edifica desde la comunidad, signo de invitación a integrar esta infinita familia... y signo también de que nos necesitamos unos a otros -batalla permanente contra orgullos y soberbias-.

Contra todo razonamiento mundano, es una misión inmensa pero, a la vez, carente de ambiciones: la aceptación del envío implica aceptarse pobre haciéndose igual a ese Maestro pobre y caminante, mensajeros felices equipados de esperanza y del poder infinito del amor, con la capacidad sencilla y profunda de hacer que acontezca el Reino desde la compasión, la liberación y la salud)

Paz y Bien

2 comentarios:

victoria dijo...

Gracias, hoy también, por el comentario tuyo acerca del evangelio de hoy. Ha sido muy valioso comprender que también los débiles somos portadores de la Buena Noticia.
Que el Amor del Padre te bendiga y te guarde.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Es una de las pocas cosas que he descubierto desde la experiencia -soy a menudo demasiado atado a las cosas de la razón-: todos sin excepción somos frágiles, y necesitamos de Dios y de los demás
Un abrazo grande en el Dios de la Vida
Paz y Bien
Ricardo

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