Para el día de hoy (17/02/11):
Evangelio según San Marcos 8, 27-33
(Unos dicen que Jesús es el Bautista que ha resucitado, otros que Elías, otros uno de los bravos profetas antiguos.
Otros lo imaginan un Dios coronado de oro y revestido de lujosos ornamentos, muy lejano, inaccesible, hermosa estatua de un altar,
Otros, un revolucionario del más acá, mentor de los grandes cambios, barbudo que no trasciende.
Otros, una idea simpática y hasta -quizás- romántica, agradable, conmovedora, a la que se observa de lejos.
Otros creen habérselo adquirido para sí mismos, para unos pocos, un Salvador exclusivo de alguna elite.
Otros, como una amenaza siempre permanente: el amor es peligro y blasfemia constante para el desorden imperante.
Otros, nada, no dicen nada, no les importa.
Pedro ha realizado un largo caminar junto al Maestro. Ha bebido del manantial vivo de sus enseñanzas, ha visto con sus propios ojos los signos ciertos de los espíritus liberados, de los cuerpos sanados, del pan multiplicado.
Pedro es ahora pescador de hombres y navegante del Espíritu, por eso confiesa sin ambages -¡Tú eres el Mesías, el Cristo!-
Pero no basta, aún tiene un camino que recorrer y desandar pasos erróneos.
Llama la atención con que Jesús les ordena llamarse a silencio luego de tamaña confesión.
Pedro y los otros -nosotros mismos- deben reconocer que ese Jesús es Salvador de toda la humanidad -El Hijo del Hombre- y nó de algunos -Mesías de Israel, Cristo exclusivo de la Iglesia-.
Y con ellos, quizás nos haga faltas asumir el escándalo de la cruz, ese Señor del Universo que se ha hecho hermano y servidor de todos, capaz del espanto y el horror de la tortura y la cruz por la mejor de las Noticias en grado extremo, el amor que re-crea la vida)
Paz y Bien
Granito de arena de Esperanza...Viernes de Pasión
Hace 53 minutos.
0 comentarios:
Publicar un comentario