Para entrar a la vida


Para el día de hoy (20/08/12):
Evangelio según San Mateo 19, 16-22

(No basta con el cumplimiento formal y hasta estricto de normas, por más sagradas que parezcan. Se trata, ante todo, de una cuestión cordial, de motivos de sentido y trascendencia.

El hombre que se acerca a Jesús lo hace de manera honesta, sin intenciones escondidas. Intuye que en su existencia hay algo que falta, hay pasos que dar, hay éxodos que emprender aunque no sepa como hacerlo. Por ello se dirige al Maestro, porque ha seguido al pié de la letra lo que le han mandado pero está hambriento, alma insatisfecha de lo que no perece.

Seguramente, esperaba algún discurso teológico, una exégesis profunda o, al menos, un consejo espiritual válido para acceder a la vida divina. Y la respuesta de Jesús es asombrosa: a los umbrales de Dios se llega atravesando los senderos del prójimo; por eso el Maestro pone su énfasis en aquellos mandamientos que refieren al otro.

La vida junto a Dios se decide y resuelve en la vida junto al prójimo.

Sin embargo, ese paso liberador, ese éxodo santo tiene una decisión pendiente. Porque Dios abre todos los mares, pero es menester tomar coraje para llegarse a la tierra prometida de la Salvación.
Para entrar a la vida no basta con cuidar y respetar al prójimo. Para entrar a la vida hay que hacerse prójimo, aprojimarse/aproximarse. Y más aún: se comienza poniéndose en el lugar del otro para finalizar abdicando del yo, de cualquier egoísmo, de tal modo que yo soy tú, y así con el soplo del Espíritu llegar al nosotros.

Desde ese paradigma nuevo -la Gracia maravillosa que todo lo transforma- el culto verdadero a Dios se realiza pleno en el hermano, en la compasión, en la solidaridad, en la generosidad, en la libertad de no estar atado a nada.
Es atreverse a consumar, como el Señor, el amor mayor en la cruz ofrenda antes que someterse a la esclavitud temeraria del consumo y las ataduras de los bienes materiales.

Lo que se atesora, lo que prevalece y no perece, lo que verdaderamente nos pertenece es todo aquello que damos a los demás, sin condiciones y desinteresadamente, sin reservas ni especulaciones.)

Paz y Bien


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