La desmesura de la Gracia


Para el día de hoy (16/08/12):
Evangelio según San Mateo 18, 21-19, 1

(La pregunta de Pedro acerca de la medida del perdón que debe ejercerse es lógica, pero por sobre todo plena de honestidad.
Es que Pedro porta un pesado bagaje de tradiciones y normas, entre ellas la llamada ley de Talión, que morigeraba cualquier intento de venganza: ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pié por pié, quemadura por quemadura. El sentido de justicia para la historia de su pueblo se ajustaba a la retribución, y el perdón se acotaba al cercano y conocido -el hermano-, a su vez limitado en siete veces, número que simbolizaba la eternidad y la perfección.
En cierto modo, Pedro sugiere un perdón amplio, casi ilimitado, para con el hermano, y siempre teniendo en cuenta que el hermano aquí refiere a los hijos de Israel.

Por todo ello, la aseveración de Pedro no es carente de generosidad.
Quizás el problema radique en que es demasiado razonable.

Pero es tiempo santo, Kairos de Dios y el hombre. Jesús de Nazareth inaugura el año interminable de la Misericordia y la desmesura de la Gracia.
La bondad y el perdón de Dios no tienen medida, lógica ni escalas: el Padre de Jesús actúa de manera asombrosa, imprevisible y hasta escandalosa para almas más mezquinas.
Porque si por un momento nos sinceramos, caemos en la cuenta que las deudas que portamos -el mal que hacemos, y todas nuestras gravosas omisiones- son tan impagables como los diez mil talentos de la parábola. Y a menudo pedimos un poco más de tiempo, aunque sea para sobrevivir un tiempo más.

Pero este Abbá inmenso -tan Padre y tan Madre- nos sana, nos libera de toda deuda y nos regresa a la vida libre y plena.

Así sea entonces para las hijas e hijos de Dios)

Paz y Bien

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