Etiquetas


Para el día de hoy (08/08/12):
Evangelio según San Mateo 15, 21-28

(Socialmente habitual y aceptable es la colocación de rótulos y etiquetas con el fin de clasificar a los demás, identificándolos en esas categorías que solemos imponer.

Ello se nos ha vuelto necesario e imprescindible, tan determinante como la cuestión de establecer el nosotros y el ellos. Sin embargo, las etiquetas que endilgamos nos obnubilan la mirada y nos impiden ver la cuestión fundante de la humanidad, y que es que cada mujer y cada hombre somos amados hijas e hijos de Dios.

Jesús de Nazareth no fué ajeno a estas cuestiones, especialmente en una época en que la ortodoxia social y religiosa marcaba límites muy estrechos y exactos. Esa mujer que irrumpe desordenadamente -con gritos que sólo una madre puede enarbolar- lleva consigo varias etiquetas gravosas.
Es imprecisa y errónea, pues se dirige a Él con un título que en nada le gustaba, Hijo de David.
Es mujer, con lo cual está varios escalones por debajo de los varones de Israel.
Es pagana, una despreciable religión distinta a la del pueblo elegido.
Es cananea y por ello, extranjera, distinta y ajena; como si eso no bastara, pertenecía a un pueblo tradicionalmente enemigo acérrimo de Israel, considerados en un desprecio militante como perros -o menos-.
Nada a favor, y por eso la respuesta de Jesús se nos hace tan extraña, tan dura, tan brutal.

Jesús de Nazareth es Dios encarnado en la historia, el más humano de todos, y a la vez es un judío fiel a sus mayores y a sus tradiciones. No escapa a estos rótulos habituales de su pueblo.

Sin embargo, lo asombroso es que supera esa mirada estrecha y excluyente, y precisamente es un impulso para todos y cada uno de nosotros. Hubiera sido razonable que la despidiera sin más. Pero su corazón misericordioso puede romper todo molde y descubrir a una madre que sufre, y a una mujer capaz de creer, y por eso acontecerá el milagro.
Porque la fé es confiar desde las mismas entrañas en Alguien antes que en algo; a esa mujer cananea no se le exige un cambio religioso, una identidad declarada.
A esa mujer se le elogia su capacidad de rebelarse de todo encasillamiento, de liberarse de rótulos, de creer aun cuando todo indique lo contrario.

Habrá que ver que caminos nos animamos a tomar, y si elegimos seguir imponiendo etiquetas que discriminan y separan o nos atrevemos, en la ilógica santa del Reino, a descubrir en todo lugar a hijas e hijos de Dios)

Paz y Bien



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