El único talento

Para el día de hoy (01/09/12):
Evangelio según San Mateo 25, 14-30


(Es usual que intentemos interpretar la Palabra de Dios desde lo que sabemos y conocemos a diario; no está mal, es claro, aunque se corre el riego de parcializar algo que es infinito, y que nos interpela mucho más de lo que nosotros podamos consultarle.

Desde esta perspectiva y frente a los acontecimientos de los últimos tiempos, es dable y razonable que nuestra actitud se incline más hacia el servidor que entierra rápidamente su talento, habida cuenta de que en los casos de los otros dos servidores se suponga el ingreso a un infernal sistema bancario que tanta miseria produce con la consecuente e inhumana especulación financiera a la que nos hemos -tristemente- habituado.

Sin embargo, no se trata de eso y regresamos al postulado inicial. Se trata de la interpelación que hoy nos hace Jesús de Nazareth acerca del modo en que concebimos a Dios y de nuestro lugar en el mundo.

Se nos ha concedido por pura bondad y amor la Gracia de Dios, el único talento, que es alegría, que es perdón, que es justicia y liberación, que es misericordia entrañable. Y como todo lo concedido, no nos pertenece.
Más aún, es un valor extraño y asombroso que se acrecienta en tanto se comparte. No podemos ni tenemos derecho a cualquier intento de atesoramiento, o a cualquier tentación de esconderla.

En parte, el servidor que esconde ese talento lo hace porque cree en un dios duro, juez cruel y vengativo, verdugo rápido y eficaz. En esa creencia vive atemorizado,más no con el santo temor de lastimar a quien se ama, sino tiembla ante la posibilidad de cualquier castigo.

Pero el Dios Abbá de Jesús de Nazareth, nuestro Dios, es un Padre que nos ama y una Madre que nos cuida, y por eso -especialmente por eso- haremos producir ese talento concedido, anunciando en todas partes la mejor de las noticias, el año de Gracia y Misericordia para toda la humanidad sin excepción)

Paz y Bien

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