Lo que no se vé


Para el día de hoy (28/08/12):
Evangelio según San Mateo 23, 23-26

(Los ayes del Maestro son, a la vez, reprobación enérgica y expresión de un dolor profundo. Es que tanto escribas como fariseos -que detentaban la enseñanza religiosa oficial- predicaban y obligaban al pueblo al cumplimiento puntilloso y estricto de normas establecidas e instituídas por ellos, ajenas y contrapuestas al Espíritu que inspiraba la Ley y los profetas.

Porque el Reino es infinito, y la Gracia no se deja acotar ni se puede limitar su acceso mediante la observancia externa de preceptos, que a menudo esconden ambiciones mundanas de poder, de figuración, de prebendas y títulos que relegan al olvido al hermano. La Gracia es asombrosa, maravillosa, brota fértil en todas partes aún cuando no se la supone y en donde menos se la espera.

Por ello, cuando se pueden percibir ágiles voluntades de castigo, de prohibiciones y de imposiciones en pos de dogmas declamados, es que hay algo que se está escondiendo, hay algo que no se vé. Porque la superficie puede parecer religiosa, pero en esos subsuelos se esconden intenciones torpes y oscuras, incoherencias militantes, soberbia institucionalizada.

Son esos afanes de no ver ni el árbol ni el bosque, de renegar del abrazo, de la compasión, de la misericordia, encasillando la bondad y la solidaridad tras aviesas intencionalidades políticas de los que se animan a una tierra nueva, porque las puertas de los cielos han sido abiertas de una vez y para siempre con la Encarnación.

Porque destino y mandato de las hijas y los hijos de Dios es la transparencia, que no haya un sólo sitio -por arcano o recóndito que fuera- al que no llegue la luz de Dios, la luz de la vida, la luz de la eternidad, gentes que nada esconden, ni siquiera sus miserias, pues se saben firmes por ese Espíritu que los vuelve frutales y que es causa de esa alegría que les nace y que nada ni nadie ha de quitarles)

Paz y Bien

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