Verbo Encarnado, misterio de ternura y compasión















Domingo después de Navidad
  
Para el día de hoy (05/01/20):  

Evangelio según San Juan 1, 1-18






Misterio infinito de ternura. Puente que franquea todos los abismos insondables, el Verbo de Dios se hizo carne y acampó entre nosotros.

Perdidos entre el ruido, heridos de soledad, mudos sin remedio, Dios se hace Palabra para que recuperemos el habla. Para dialogar y escucharnos entre nosotros. Para escuchar y hablarle a Dios.

Misterio maravilloso de solidaridad y compasión, Dios asume nuestra frágil condición para elevarla a su plenitud. 

Todo parte desde Él, todo vá hacia Él,  todo destino encuentra su sentido pleno en Él.

El mundo se empeña en no escuchar esa Palabra que es su salvación y su vida, en violentos esfuerzos que pretenden imponer una reducción a un silencio estéril.
Cómo haremos para reencontrarnos, en estos tiempos tan oscuros y confusos, con ese Dios que abaja, que se llega al arrabal de nuestras existencias?

El Verbo es la luz verdadera que alumbra a todo hombre. Buenos y malos. Creyentes o incrédulos, amigos y enemigos.

Aquél que hizo cielos y tierra, que sostiene al cosmos, que es infinito y todopoderoso se ha hecho un bebé santo que tiembla en la noche fría. Niño Rey sin otro palacio que un refugio nocturno de animales, sin otro trono que los brazos de su Madre.

Cómo se celebra entonces la Navidad?

Haciendo familia al extraño, al que nadie quiere, al que languidece en soledad. Edificando humildes puentes de solidaridad. Tendiendo manos fraternas que se ocupan y preocupan por el otro. Reivindicando y defendiendo la vida cada día, todos los días sin medias tintas. Bajando al llano del hermano doliente desde los páramos cerrados de nuestros egoísmos.
Descubriendo al Dios del universo en cada niño que se gesta y que nace, misterio total de la vida que siempre prevalecerá.

Dios se encarna en la historia desde la fragilidad y la inocencia, desde la ternura y la compasión, y nada será igual. No hay más imposibles.

Paz y Bien


1 comentarios:

Walter Fernández dijo...

En el Verbo Encarnado, reconocemos a María y José, portadores de la Palabra Viva! Buen Domingo, Paz y Bien 🙏

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