El último no se puede ha sido borrado con la Resurrección del Señor

















La Conversión de San Pablo, apóstol 

Para el día de hoy (25/01/20):  

Evangelio según San Marcos 16, 15-18








La principal clave de lectura del día de hoy se encuentra en el primer versículo: los testigos, los enviados, son testigos y mensajeros del Resucitado.
No encarnarán en su existencia una misión por el simple hecho de adherir a doctrinas ni a ideas específicas; antes que todo eso -que no está mal, claro está- su escapulario distintivo será su confianza y su vida compartida con Jesús de Nazareth, vivo y presente en medio de su pueblo.

Su mandato misionero es, nada más ni nada menos, que el anunciar una Buena Noticia, el hecho asombroso del amor de Dios, raíz y clave de todo destino. No son palabras, pura declamación, sino de dar un testimonio veraz, que será ratificado con signos que serán fedatarios de su credibilidad y su veracidad.

Signos de liberación, desalojando a todos los demonios que anidan en mentes y corazones de los hombres, alienando sus vidas, reduciendo en estatura espiritual su humanidad tantas veces socavada.

Signos de comprensión, en un lenguaje nuevo y comprensible por todos los pueblos, para que las gentes vuelvan a comunicarse y a escucharse, dejando de lado los gritos de guerra y de desprecio, paso esencial en la búsqueda de la fraternidad.

Signos de la Divina Providencia, pues al vivir la vida de Dios el misionero, pase lo que le pase, jamás serán acallados ni derrotados, ni la muerte misma apagará su luz.

Más que artilugios o acciones milagreras, esos signos son signos del mismo Cristo y señales de conversión a a una vida impulsada sólo por el amor de Dios, en afable desdén por el poder, en alegre rechazo al renombre, al reconocimiento, a la fama. 

Hay muchas manos que imponer, mano sobre mano para volver a la confianza de la palabra que se empeña, manos amigas, manos fraternas, manos del trabajo, manos que se unen en oración para que la inmensa tarea siga realizándose, porque no es imposible, nada es imposible.

El último no se puede ha sido borrado con la Resurrección del Señor.

Paz y Bien

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