Para el día de hoy (28/07/14)
Evangelio según San Mateo 13, 31-35
Seguramente, el Maestro siendo niño lo observaba con sus ojos asombrados, veía a su madre y a las mujeres de su pequeño pueblo amasar el pan, una medida de harina y una pizca de levadura que hacía maravillas, algo tan insignificante que todo lo transformaba.
Y como hijo de su pueblo, también conocía bien la vegetación circundante: así una pequeña semilla de mostaza que se pierde entre los dedos, se convierte con una fuerza escondida en un arbusto alto y frondoso.
Así, a partir de lo cotidiano Jesús revela y enseña las verdades del Reino. Desde el mismo comienzo de su ministerio suscitó controversias y rechazos, pues el acento no está puesto en los rituales formales vinculados al templo, sino que enseña y re-liga la eternidad con el tiempo humano a partir de la cotidianeidad. Y para severas almas estrechas, incapaces de lo nuevo, ello es peligrosamente secular; para colmo de males, se trata de un galileo, es decir, de un judío de segunda categoría. Y para esos orgullosos fariseos jerosolimitanos, de Galilea no ha de salir nada bueno ni nuevo.
Con todo y a pesar de todo, desde lo pequeño y lo insignificante se edifica la vida nueva, el Reino de Dios presente aquí y ahora, al alcance de todo corazón.
Reconozcamos que estamos demasiado aferrados a lo ampuloso, a lo masivo, al poder detentado. Pero ello nada tiene que ver con la Buena Noticia.
El Reino crece, humilde y silencioso, con una fuerza insospechada, con la tenacidad que sólo conocen los que aman hasta las últimas consecuencias.
Más aún, cuando todo se ensombrece, cuando los desprecios y los descartes nos ponen límites espúreos a nuestros horizontes -gravosas situaciones impuestas pero también generadas por nuestras propias miserias- nuestra esperanza se funda y re-crea en la perenne compañía del Señor y en la certeza de que podrán haber tormentas de oscuridad, pero el Reino sigue creciendo, empuje santo que todo lo transforma, que nos crece, que nos fermenta y nos compromete honorablemente desde la bondad.
Paz y Bien
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