Los peligros del éxito y del saber


Para el día de hoy (03/10/09):
Evangelio según San Lucas 10, 17-24

(Los setenta y dos discípulos enviados por Jesús regresaban eufóricos: habían tenido un éxito impresionante sometiendo al Mal en nombre de Jesús. El Reino estaba presente al florecer el bien.
Sin embargo, se equivocaban en la causa de su alegría, y el Maestro se los señala: la verdadera y profunda alegría es porque "sus nombres están escritos en los cielos".

La verdadera alegría significa saberse conocido y amado por Dios, no por las victorias que puedan obtenerse, por los éxitos logrados, aún cuando éstos sean cuestión del Reino.

Y el Señor refunda sus vidas, reconstruyendo sus almas desde la paz que surge del saberse queridos, y les advierte de la falacia de quien deposita su confianza y su seguridad en sus saberes, en sus capacidades intelectuales.
No está mal, pero la Gracia viene por otro camino, y al igual que los niños, el camino de la Salvación no pasa por la suficiencia, sino antes por el afecto entrañable que un Padre bondadoso tiene para con todas sus hijas e hijos.

Felices por ser queridos, alegres por ser amados... no sé que más podríamos pedir...)

Paz y Bien

3 comentarios:

Ludmila Hribar dijo...

que gran misterio ser tan queridos! Gracias por compartir.

Salvador Pérez Alayón dijo...

Todo era paz y armonía en el principio.DIOS contemplaba su obra y veía que todo era bueno; se paseaba por su creación y su regocijo era infinito: su criatura, el hombre era su debilidad. ¡Qué gran misterio, ser la criatura preferida por el Creador!
La vida del hombre no tiene ningún valor, somos muy poca cosa y por nada desaparecemos o nos perdemos. Sin embargo, por el inmenso amor que DIOS nos tiene, somos algo muy preciado y valioso, y nuestra dignidad alcanza la mayor altura simplemente por ser sus hijos. Descubrir este misterio es los más grande que puede aspirar el ser humano: ¡ser hijo de DIOS porque DIOS me quiere, y tanto!, que ha enviado a su HIJO único para rescatarnos del pecado.
Un abrazo en XTO.JESÚS.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Gracias a ustedes, Ljudmila y Salvador, por su compañía, comunión y testimonio constantes.
Un abrazo en Cristo y María.
Paz y Bien
Ricardo

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