Toda vida es valiosa, única e irrepetible
















Para el día de hoy (14/07/18):  

 
Evangelio según San Mateo 10, 24-33






Como si no fuera suficiente el amor de Dios expresado en cada gesto, palabra y acción de Jesús de Nazareth, nos pone en un pié de igualdad con Él mismo. Las discípulas y discípulos son otros Cristos en camino de misión, ofrenda inexpresable de la eternidad volcada en estas nadas que somos.

Pero no todo es un paisaje tranquilo o bucólico, y por ello el Maestro insiste acerca del miedo. Esa insistencia no responde a un intento burdo de presión psicológica -como tristemente y a menudo nos han educado- sino más bien a una realidad durísima. Es que la Buena Noticia es tan opuesta y peligrosa para los poderes instituidos en el mundo, que el modo de acallar a sus mensajeros es mediante la profusión del temor.

El miedo puede paralizar, tornar los rostros bajo una máscara de pseudo prudencia, menguar la profecía, adormecer la resurrección.
Así entonces el miedo es una de las principales estratagemas de dominio del poder.

Con todo y a pesar de todo, la vida y la verdad han de prevalecer. Podremos encontrar en el camino miles de peligrosos obstáculos, cuya sola vista nos demoren de puro miedo. Pero no hay que temer, pues no vamos solos, y el horizonte de la eternidad, de una humanidad recreada nada ni nadie podrá desdibujarlo ni ocultarlo.
Es natural temer, pero es mucho más humano seguir adelante a pesar de todo. Lo peligroso es llevar una vida cómoda sin sobresaltos, creyendo absurdamente que somos de ese Cristo atrevido e insolente, y la fidelidad es costosa.

En las manos bondadosas de Dios están todas las existencias. Toda vida es valiosa -tan valiosa-, única e irrepetible, y en esa sintonía debería ubicarse todo nuestro obrar.
Cada vida cuenta -hasta la del enemigo-, cada vida debe protegerse, cada vida tiene destino de infinitud en las manos de Aquel que nos crea y sueña con colores de para siempre.

Paz y Bien

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