Vidas en juego

Para el día de hoy (18/01/12):
Evangelio según San Marcos 3, 1-6

(Mano paralizada: mano incapacitada para el trabajo, para ganarse el sustento, reseca para el abrazo y el afecto, endurecida para el compromiso cabal al que le basta estrechar otra mano franca para nunca quebrantar la palabra dada, mano paralizada a la espera del fin, imposibilitada del movimiento, carente de vida, y el hombre que la porta sumido en la resignación del por algo será, preso perpetuo de un sistema que lo excluye de una vida plena, condenado permanente a quedar a un lado.

En la escena que nos relata el Evangelista Marcos, están el hombre de la mano paralizada, Jesús de Nazareth, los fariseos y, posteriormente, los herodianos.
Si miramos y vemos con detenimiento, vemos al hombre de la mano inutilizada, sumido en un sufrimiento sin retorno, vemos a esos profesionales religiosos -exactos en su puntillosidad- que anteponen su interpretación de las Escrituras y su pretendida defensa de la Ley y la tradición, y descubrimos a un Jesús enteramente preocupado por la salud y el bienestar del enfermo. Su centro siempre está en el otro, no en teorías ni dogmas.

En realidad, aquí hay varias vidas literalmente en juego.
Por un lado, ese hombre atrapado en su enfermedad sin esperanza.
Por otro lado, esos fariseos de almas resecas, ávidos buscadores de infractores a sus normas, rápidos para el castigo, desconocedores absolutos de toda compasión. Ellos rechazan todo bien para sí mismos y para los demás, su soberbia los enceguece y no pueden ver nada más allá de sí mismos.
Y está allí el Maestro.
Él sabe que esas aves rapaces de la ortodoxia falaz están expectantes, esperando que Él cometa una infracción a sus normas, para señalarlo sin vacilar, para la condena preescrita de antemano, una condena que supone subversión, blasfemia, condena a muerte.

Él lo sabe, y por eso la contundencia de su pregunta que parece exceder los límites de la situación planteada: ¿está bien hacer el bien en los días prohibidos, salvar una vida o arruinarla definitivamente?...
Jesús de Nazareth declara para los presentes en esa sinagoga y para sus amigos de todos los tiempos que no hay otra religión que buscar sin desmayo el bien del otro, que el culto comienza con la compasión y el socorro hacia el que sufre, y que para hacer el bien y aliviar el dolor no hay que pedir permiso

Fariseos y herodianos se reúnen conspirando para acabar con su vida, y no es un dato menor: unos, como representantes puros del poder religioso, otros como veedores exactos del poder político.
El amor y la misericordia siempre serán peligrosos y subversivos para los poderes instituidos, pero más allá de toda amenaza, siempre hay en el horizonte vidas que se recuperan, manos que se movilizan y plenitud en la increíble generosidad y maravilla de la Gracia que se prodiga a todos por igual)

Paz y Bien


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