Meditación y compasión

Para el día de hoy (19/07/09):

Evangelio según San Marcos 6, 30-34

(Los discípulos venían cansados y a la vez eufóricos, contándole a Jesús todo lo que habían hecho y enseñado en Su Nombre.
El Maestro los sabe cansados y también sabe que deben detenerse a meditar y orar; la misión ha sido fatigosa y no se han detenido ni un minuto.

Había muchas gentes que iban y venían porque sabían que el Señor estaba allí; por eso los invita a ir a un lugar apartado, para comer y descansar.
Y se suben a la barca, a un lugar solitario.
Pero aún así mucha gente los vió marcharse, y los siguieron desde la orilla, caminando, corriendo, desde muchos lados a la vez, y llegaron antes que ellos.

El Maestro desembarca: y al ver que eran tantos, al verlos desvalidos, al ver su desamparo, sintió una profunda compasión por ellos, y ahí nomás se puso a enseñarles muchas cosas, nos cuenta la Palabra...

Estamos inmersos en la vorágine mundana: es imperioso irnos con el Señor a un lugar apartado a descansar, a detenernos, para junto con El ver lo que hemos hecho y ver lo que debemos hacer, ver que ha hecho su Espíritu en nosotros, vernos por dentro, ver que quiere el Padre Dios de nosotros.

No es otra cosa la meditación y la oración.

Y habrá frutos, claro que sí: meditación y oración desligadas de la compasión son sólo pensamientos inútiles y palabras vacuas.

En nuestra vocación bautismal estamos llamados a ser compasivos como el Maestro, que dejó todo con tal de ir en socorro de quien lo necesitaba.

Quiera Dios iluminarnos para darnos cuenta cuanto confía en nosotros, cuanto espera de nosotros, cuanto nos necesitan nuestros hermanos.
Amén)

Paz y Bien




2 comentarios:

Salvador Pérez Alayón dijo...

Realmente, Cursillo de Cristiandad ofrece esa oportunidad y reúne esas circunstancias. Es un paréntesis en la vida que nos pone al lado de JESÚS y en convivencia con los hermanos para meditar, reflexionar sobre la película de mi vida.
No podemos llegar a ningún sitio si no paramos y descansamos; si no organizamos la nueva marcha, y si no tenemos claro a dónde nos dirigimos.
Un abrazo en XTO.JESÚS.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Es muy cierto, Salvador (y he bebido últimamente esa bebida de ir a una velocidad inhumana); cuando uno no es capaz de detenerse se desdibuja el horizonte, y no se trata de ir por ir nomás. Un gran abrazo en Cristo y María. Paz y Bien. Ricardo

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