Al servicio de la Vida, con el corazón en la miseria


Para el día de hoy (17/07/09):

Evangelio según San Mateo 12, 1-8

(Los fariseos habían sacralizado la Ley hasta el extremo de ponerla por encima de todo... Y aunque no lo decían abiertamente, anteponían normativas de la Ley al mismo Dios.
Y cuando las cosas de Dios quedan en segundo plano, los que sufren las consecuencias son las hijas e hijos de ese Dios que es Padre.

Entre las normativas derivadas de la Ley que habían sacralizado estaba el cumplimiento de todo lo relativo al Shabbat, el sábado.
El sábado debía de tener estricta observancia, a cualquier costo, pasible el transgresor de graves penas.

Corazones perversos que subordinaban a Dios y a sus hijos a sus normativas.

El Señor Jesús, que es Señor de la Historia, es nuestro hermano y nuestro Salvador y también es Señor del Sábado.
Por ello embiste contra esta opresión religiosa, rompiendo las cadenas que atan a sus hermanos, los hijos del Padre Dios.

Su admonición ha de quedarnos guardada en lo profundo de nuestro ser, semilla en espera de la germinación, aguardando que madure, crezca y nos nutra.

-Misericordia quiero, que no sacrificio- dice el Señor por boca de su profeta Oseas...

Misericordia.
Proviene su raíz latina de cor -corazón- y miseri -miseria-; es decir, poner el corazón en la miseria.

Sacrificio.
Proviene su raíz latina de ficio -hacer- y sacri -sagrado-; es decir, hacer sagrado lo que no lo es.

Solemos repetir la actitud farisea: hacemos sagrado lo que no lo es, pero que no debe serlo.
Anteponemos normas y cánones -a los que elevamos casi casi a la categoría de mandamientos- y nos olvidamos de la misericordia.

Y Dios es todo Misericordia, pues es ante todo y por sobre todo, esencialmente Amor.

Que el Espíritu nos ilumine para poner todo lo que hacemos, todo lo que nos rige y ordena al servicio de la Vida, a favor del hermano, y con el corazón puesto en la miseria del necesitado, especialmente de los más pequeños.

Y allí sí, viviremos en plenitud y de acuerdo a Dios, la comunión y la fraternidad, y nuestro culto, nuestra liturgia se hará vida que nutre la vida, expresión de alabanza y amor a ese Dios que es lejano y sin embargo es tan cercano.

Pan de vida, Vida plena, abundante, infinita y eterna.)

Paz y Bien


4 comentarios:

Angelo dijo...

Los dos últimos párrafos me han servido para tener un rato de oración. Me ha ayudado. Gracias

Salvador Pérez Alayón dijo...

Toda celebración está originada por unas causas que la producen. Así, el hecho de celebrar algo es debido a algo que motiva el celebrarlo. La celebración Eucarística es el ofrecimiento, injertado en CRISTO, de nuestra vida al PADRE, según su Voluntad y rescatada y redimida con, en y por CRISTO.
Sí nuestra vida no está expresada y vivida en el amor al hombre, nada tiene sentido. JESÚS nos hace primicia en ÉL, y en ÉL, con ÉL y por ÉL somos lo más valioso para el PADRE. Todo queda sometido y supeditado para el bien del hombre y en función del hombre: los hijos del PADRE.
Un abrazo en XTO.JESÚS.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Estimado Angel, agradezco de todo corazón tu presencia y muy especialmente tu testimonio; no tanto por el valor de las cosas que pueda escribir, sino más bien por los puentes de comunión que podamos -entre todos- tender. Que el Dios de la Vida te colme de alegría a tí y a los tuyos. Un afectuoso saludo en Cristo y María. Paz y Bien. Ricardo

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Y sin los amigos que son signos del la bondad del Padre que nos quiere y sostiene, nuestras vidas pierden el sentido. Salvador, agradezco a Dios y a tí tu presencia constante como amigo y hermano, es un don y es Gracia de Aquel que nos ha regalado Vida abundante y eterna. Un gran abrazo en Cristo y María. Paz y Bien. Ricardo

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