Cristo purifica los corazones

























Para el día de hoy (04/08/20) 

Evangelio según San Mateo 15, 1-2. 10-14





Cuando surge la voz clara de un hombre de Dios, los poderosos de turno se ponen nerviosos y hacen lo indecible para silenciarlo, o al menos, para mantenerlo a mínimo volumen, bajo control, medrando a menudo con la difamación y con la injusticia para suprimir esa voz libre, esa palabra clara.

Así habían extremado sus acciones los dirigentes de aquel entonces con Jesús de Nazareth, a tal punto de enviar a expertos religiosos y peritos en casuística legal desde la misma Jerusalem para someter a su escrutinio todas las acciones y gestos de ese rabbí galileo que cada vez se les volvía más peligroso. Pero ese temor también esconde una soberbia no exenta de cierto grado de paranoia: ellos son la ortodoxia, y todo lo que pase por fuera de su aprobación ha de ser, de suyo, heterodoxo y por ello execrable. Es muy peligroso, e implica suponer que Dios se expresa a través de unos pocos elegidos.

En este caso que nos regala el Evangelio para el día de hoy, el motivo clave son las abluciones previas a las comidas, esto es, el lavado ritual de manos. Ello no responde a una saludable costumbre higiénica, sino a un precepto rígido por el cual han de volverse puros o impuros los alimentos que se ingieren y, en consecuencia, la condición de todo aquel que de ellos se provea.
No hemos de errar: esos hombres tan severos y rígidos eran profundamente -a su manera- religiosos y piadosos. Pero habían dado rienda suelta a un fundamentalismo tan lineal que recíprocamente olvidaban a ese Dios que otorgaba cabal sentido a todas las prácticas rituales y de piedad. El medio se había convertido en fin en sí mismo, pero siempre es Dios quien hace santo al hombre y a las cosas, y no a la inversa.
Y todo se resuelve y decide en el terreno fértil de cada corazón.

A despecho de esas ínfulas de catarsis o purificación que a veces elegimos o que nos imponen, es menester regresar a la sencillez y profundidad de la Buena Noticia, a la limpieza cordial, a la re-creación de los corazones.
Para que el Espíritu nos limpie todas las malezas, para que nos vuelva a crecer el buen trigo para volvernos pan para el hermano, para que nos germinen en todo tiempo semillas de eternidad.

Paz y Bien

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