Asunción: María nos precede en el camino de la eternidad

 

 

 

 

 

 

 

 

 La Asunción de la Virgen María

Para el día de hoy (15/08/20):  

Evangelio según San Lucas 1, 39-56



 

 

 En esta vida, todos somos peregrinos. Mejor dicho, estamos de paso, forasteros en camino a la patria definitiva.
En esos andares, los vaivenes del dolor, de la injusticia, del pecado nos trampean los pasos para nunca llegar a destino, añorando las cebollas del Faraón, desertando de la libertad de los hijos en el desierto.

María de Nazareth caminó las huellas de la existencia como cada uno de nosotros, y a pesar de todo y de todos, arribó victoriosa y feliz a la tierra prometida de la vida eterna, resucitada, plena, sin que la muerte le hiciera mella.

Por eso desde María de Nazareth y con ella descubrimos que ese tiempo peregrino no es solamente un tiempo de exilio oscuro: María de Nazareth nos dice que el tiempo está fecundo por ese Dios que es un Padre que nos ama, y que la historia no es un devenir preescrito de carácter definitivo e irremontable, sino que la historia está fecunda por el Espíritu de Aquél que se ha hecho tiempo, carne, vecino, Hijo Amado.
La historia humana, entretejida de eternidad, se transforma en historia de la Salvación.

La última palabra, la Palabra definitiva la tiene Dios, nó el azar, nó la muerte, nó los perversos.

María confiaba sin desmayos en su Dios, y desde su Sí! fértil e inmenso comenzó a vivir la eternidad sin mella en su ignota aldea nazarena, en su cotidianeidad humilde que nadie veía y que Dios contemplaba con amor infinito.

Feliz por creer, plena por la Gracia, a su Dios lo llamaba hijito.

Ella lo descubría a cada instante en las entrañas de su ser florecido por la Gracia, paso salvador del Creador por su pequeñez, y cantaba con certeza la inmensa ternura de ese Dios que ama a los pequeños, a los humildes, Dios misericordioso que siempre cumple sus promesas, que rechaza a los soberbios, que derriba a los poderosos de sus tronos, que inclina su rostro abiertamente hacia los pobres, los olvidados, los caídos a la vera de todos los caminos.

Con la Asunción de la Virgen María se renueva nuestra esperanza, pues tenemos la certeza de que pase lo que pase no moriremos, que Ella nos ha precedido en el camino de la eternidad, que la vida prevalece desde esa fé que es don y misterio, el fin de todos los imposibles y los no se puede en los brazos del Dios amigo que siempre nos acompaña y nos espera.

Paz y Bien

 

 

 

 

 

 

1 comentarios:

Walter Fernández dijo...

Bendita Seas María, en tu Gloriosa Asuncion 🙏

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