Realidad trascendente













Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael

Para el día de hoy (29/09/17) 

Evangelio según San Juan 1, 47-51






En el plano religioso, como en el acontecer diario, los mecanismos de transferencia juegan un rol destacado. Sin la intención de caer en psicologismos estériles, en algunas figuras solemos depositar nuestras miserias, nuestras frustraciones, nuestras ansias, nuestras comodidades y también nuestros prejuicios.

Por entre los abundantes ejemplos, destaca nuestra actitud frente a los ángeles, a veces con carácter de fingida religiosidad que se interna en la superstición, a veces con rotunda ingenuidad. Aunque en verdad, son los niños quienes deberían dar cátedra a toda la Iglesia acerca de los ángeles.

Pero la Encarnación de Dios en Jesucristo ha inaugurado un tiempo nuevo y santo, tiempo de Dios y el hombre, tiempo de la Gracia, tiempo de tiempos. Y así, la historia humana es mucho más que una sucesión concatenada de episodios perceptibles por los sentidos, aún cuando la razón pueda establecer profusas teorizaciones. 

Los ángeles -mensajeros de Buenas Noticias- nos anuncian que hay una realidad trascendente, en donde se enraiza toda esperanza, y que es el fruto mejor de un Dios que es amor, vida que se ofrece sin condiciones ni restricciones. Esa trascendencia tiene un significado importantísimo: implica que la eternidad está entretejida en nuestra temporalidad, que los límites y los imposibles no son definitivos, que el infinito nos abraza en el aquí y el ahora. No se trata de otro mundo -tal vez, ajeno o postrero- sino una dimensión que puede y debe alcanzarse desde la cotidianeidad. Porque cuando se hacen presentes los mensajeros, es señal inequívoca de la presencia del mismo Dios.

Así también sucede con mucha gente, mujeres y hombres silenciosos y humildes, a menudo invisibles, pero que desde su integridad, de hombres sin dobleces, hacen memorial permanente de Dios con nosotros, de maravillas y milagros cotidianos, de una vida redescubierta como don único y valioso.

Paz y Bien


1 comentarios:

Walter Fernández dijo...

Santos Arcángeles! Principes de la Milicia Celestial, protejan a nuestras Familias y Amigos!

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