Para el día de hoy (20/06/11):
Evangelio según San Mateo 7, 1-5
(La Palabra de Dios es Palabra de Vida y Palabra Viva.
De allí que, más allá de cualquier construcción imaginaria, Jesús nos está hablando ahora, en este presente que somos.
Y nos habla de esas vigas que nos enceguecen, que separan, que tanto daño hacen.
Vigas de intolerancia y preconceptos.
Vigas de ortodoxia que no sabe de compasión.
Vigas de incomprensión.
Vigas de prejuicios y conveniencias.
Son esas gruesas vigas que nos enturbian la mirada, que nos impiden el paso de la luz, que nos vuelven opacos, nada transparentes.
A menudo se las confunde o disfraza con apelaciones a la justicia: quizás no terminamos de aceptar que eso que solemos llamar derecho divino es la Misericordia, esa desproporción maravillosamente ilógica entre lo que nos correspondería a cada uno como consecuencia de nuestros actos y de nuestras omisiones, y la lluvia fresca del perdón y la compasión que provienen de Dios.
Tal vez, los ojos de la santidad -la humanización plena- nos sean algo demasiado pendiente.
Ojos que sepan mirar más allá de lo coyuntural, de la circunstancia por dura y definitoria que parezca, ojos que se atrevan a mirar al otro por todo lo que puede llegar a ser y a crecer y no tanto por lo que ha hecho o ha sido.
Ojos de Jesús, ojos de Abbá Padre suyo y nuestro, ojos luminosos del Espíritu que todo sostiene)
Paz y Bien
Fredy...
Hace 2 horas.
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