Para el día de hoy (25/06/11):
Evangelio según San Mateo 8, 5-17
(La aseveración del Maestro, aquella en la que enaltecía la fé del centurión romano, sin dudas provocó escándalos, fué afrenta para algunos, subversiva para otros y, sin lugar a dudas, revolucionaria.
Detengámonos por un momento: de por sí, Jesús era mirado con desidia por cierto sectores de la Judea de aquel entonces por sus raíces galileas, raíces de periferia sospechosas de contaminación heterodoxa, de observancia laxa a la Ley de Moisés, un campesino al que el acento lo delataba y que cuestionaba con autoridad propia a escribas y doctores.
Si el Maestro era tenido en tan baja estima, ¿cuanto menos aquel centurión?... Pagano cultor de muchos dioses y, para colmo, oficial del ejército de ocupación imperial que insultaba la Tierra Santa de Israel.
Pero es un tiempo nuevo, año de Gracia y Misericordia, viento fresco del Reino.
La fé se nos descubre no como la adhesión a doctrinas o creencias, sino más bien y ante todo, creer y confiar en Alguien. Y si es posible mensurar algo tan fundante como la fé, la medida de esa fé será la compasión y la Misericordia.
Por ello mismo el centurión expresa la fé mayor: confía plenamente en Jesús, y sólo lo mueve la preocupación por la salud de su sirviente. Es un hombre acostumbrado a mandar y a ser obedecido ciegamente que, sin embargo, la humildad y la sinceridad le impiden aceptar la presencia física del Maestro en su casa.
Más aún, la Misericordia de Dios que se expresa en Jesús no se acota a pertenencias, religiones, no sabe de fronteras ni excepciones.
La Misericordia llega como lluvia que renueva a toda la humanidad)
Paz y Bien
Fredy...
Hace 2 horas.
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