1. Bienaventurados los muchachos y las chicas que hacen de la vida una ofrenda, un deber y una oblación.
2. Bienaventurados los muchachos y las chicas que deciden su futuro orando, consultando y reflexionando.
3. Bienaventurados los muchachos y las chicas que postergan su noviazgo hasta consolidar su voluntad, disciplinar su afectividad y madurar su inteligencia.
4. Bienaventurados los muchachos y las chicas que optan por una carrera o un oficio para servir mejor a la comunidad.
5. Bienaventurada la juventud que se enamora de Cristo y quiere proclamar ese amor.
6. Bienaventurada la juventud que sufre cuando la Iglesia y el país padecen y se alegra cuando la Iglesia y la patria triunfan.
7. Bienaventurada la juventud que trabaja por la paz y la que tiene sed y hambre de justicia.
8. Bienaventurada la juventud que busca primero el Reino de Dios y lo demás lo considera añadidura.
9. Bienaventurada la juventud orante, penitente y eucarística.
10. Bienaventurada la juventud que prefiere perder el ojo, el brazo o el pie, si ese ojo, brazo o pie son ocasión de pecado.
11. Bienaventurada la juventud que es fría o caliente porque la tibia será vomitada por el Señor...”
Monseñor Vicente F. Zazpe
Granito de arena de Esperanza...Viernes de Pasión
Hace 4 minutos.
3 comentarios:
Hermano: gracias por tus visitas a mi pobre blog, gracias por tu participación en él, animo y mucha fuerza en este hermoso camino que has emprendido y al que nos impulsas a ser sal cada día de la vida, hermoso camino en pos del nazareno, un gran, gran abrazo gaucho desde estas maravillosas montañas bolivianas.
Fray Claudio.-
Bienaventurados todos aquellos que nos empeñamos en seguir al SEÑOR a pesar de nuestra desidia, tropiezos, equivocaciones, tribulaciones, miedos, inconstancias, deseos de regresar a la comodidad y apetencias, impotencias, falta de humildad, dudas, apetencias y satisfacciones egoístas, pensamientos impuros y muchas más imperfecciones y pecados. Porque a pesar de todo queremos descansar en TI, SEÑOR, y reconocernos pobres y pecadores e imploramos, como la Cananea, el Centrurión, el Públicano, el hijo prodigo, la adultera, el leproso y muchos otros tu Misericordia y tu perdón. Y confiamos y tenemos fe en sabernos tus hijos, que como Padre bueno nos perdona y nos quieres. Esa es nuestra esperanza y nuestra fe, que CRISTO, tu HIJO, PADRE, nos ha revelado.
Un fuerte abrazo en CRISTO.
Que el Espíritu de Jesús que siempre está con nosotros te acompañe siempre en tu ministerio de anticipar la alegría del Reino de Dios aquí por estos arrabales, hermano Carlos.
Y que el Altísimo te siga iluminando en tu servicio, en tus reflexiones y en tu vida, Salvador.
Paz y Bien
Ricardo
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