Para el día de hoy:
Evangelio según San Lucas, 9, 22-25
(En tiempos de los apóstoles, la cruz era el método de la Roma imperial para imponer la pena de muerte a los criminales marginales...
-A simple vista, la paradoja que nos expone Jesús puede asustarnos.-
Si queremos seguirlo, debemos negarnos a nosotros mismos.
Debemos cargar la cruz de cada día, cruz que supone humillación, aceptar ser marginado, aceptar el dolor.
Y para ganar la vida, no hay otra opción que perderla...
Pero la Cruz no es fatalismo ni mucho menos resignación.
Tampoco es exigencia del Padre.
La Cruz es consecuencia del compromiso libremente asumido y aceptado por Cristo, al que permanecerá fiel hasta las últimas consecuencias.
Esa Cruz que era sinónimo de maldición y oprobio, con Jesús se vuelve signo de amor, de fidelidad y promesa cierta de Resurrección.
La Cruz es la semilla que lleva escondida la vida perenne.
Por eso nos invita -¡no nos ordena ni nos impone!- a asumir los riesgos de vivir en plenitud la Buena Noticia.
A la maravillosa locura del amor que da la vida por los demás, y que desde la mansedumbre plantea la única y verdadera batalla que debemos dar: la lucha por vencer nuestro egoísmo.
Quiera nuestra Dulce Madre acompañarnos y sostenernos fieles en esta increíble vocación a la que todos estamos llamados.
Amén.)
Paz y Bien
DAR EL CORAZÓN
Hace 38 minutos.
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