Ese loco de Nazareth




Para el día de hoy (23/01/16): 

Evangelio según San Marcos 3, 20-21






La tarea misionera, si bien circunscrita a una zona no demasiado grande según los criterios actuales, era de una intensidad tal que a menudo el Maestro y sus amigos ni tiempo de comer tenían. Las multitudes seguían llegando hasta Cristo como un mar incesante, un caudal interminable de dolientes y de almas abandonadas a su suerte, de tierras judías tanto como de tierras paganas.

Ello suponía cierto éxito misionero, pero el Maestro escapaba a esas trampas. Las cosas no se resuelven en éxitos o en fracasos, sino en la fidelidad que se practica. A la vez, junto con esa fama creciente, el enfrentamiento cada vez más peligroso con la ortodoxia y el poder religioso, fariseos y escribas, a veces aliados con los herodianos y saduceos.
Este conflicto no era menor: se lo sindicaba como un blasfemo a veces, o como un endemoniado otras, por la forma en que hablaba de Dios, por su autoridad, por la ruptura con ciertas tradiciones que suponen traiciones y porque no vacilaba en brindar una mano bondadosamente solidaria con el excluido y el enfermo, los impresentables e intocables de siempre. Poco a pòco quienes lo criticaban buscarían defenestrarlo publicamente y luego acallarlo mediante una muerte violenta escondida tras formalismos legales.

Jesús había establecido su hogar en Cafarnaúm, en la vivienda familiar de Andrés y Pedro. 
No tiene casa, su hogar está allí en la casa en donde sus amigos le reciben.
Pero Cafarnaúm no se encuentra tan lejos de Nazareth: parte de la misma Galilea, está a una jornada de viaje, unos 47 km. Hasta allí se llegan sus parientes, pues se han enterado de todo lo que sucede desde que Jesús se ha largado a los caminos a hablar de Dios.
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Aquí destacaremos que parientes refiere no solamente a los vínculos biológicos -padres, hermanos, primos- sino es la terminología de la época para señalar a los integrantes de la tribu o clan. 
Se puede comprender la actitud de estos parientes que se lo quieren llevar porque está fuera de sí, un exaltado, un loco. Él se ha vuelto un marginal por las amistades que lo circundan, por los contactos habituales con indeseables, impuros según la religiosidad imperante. Él no ha querido tener esposa e hijos, una familia, ni seguir la tradición de su padre en pos de seguir los pasos del Padre del Cielo.
Pero ellos también se sienten fuera de foco y amenazados, porque ese loco nazareno atrae desgracias sobre el clan con ese enfrentamiento abierto con las autoridades, y su valentía sin menoscabo los deja demasiado en evidencia. Por eso se lo quieren llevar, para hacerle entrar en razones, porque infieren que Él les pertenece a ellos y debe actuar en consecuencia.

Quiera Dios que este Cristo de nuestra Salvación nunca deje de asombrarnos, de desconcertarnos de todos los prejuicios. Y que sus amigos sigan siendo tan fieles y tan santamente locos como Él por la vida, por el amor, por la justicia, por la libertad.

Paz y Bien



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