Rescoldo




San Isidro Labrador, memorial

Para el día de hoy (15/05/15):  

Evangelio según San Juan 16, 20-23a




El rescoldo es la pequeña brasita escondida e incandescente que atesora calor y fuego. Cuando sobreviene el frío, hay que remover las cenizas y con un poco de aire ese fuego y ese calor se reaviva con fuerza joven, en declaración de que nunca se ha apagado del todo.

Las enseñanzas de Jesús de Nazareth, Dios con nosotros, tienen una persistente tenacidad en invitarnos a la alegría, con todo y a pesar de todo y todos. Esa alegría tiene que ver con presencia, con esencia de Dios, con fidelidad sin límites, con permanecer en el amor que se nos brinda de continuo, aún cuando tanta noche nos cerque esta pequeña parcela de tierra que somos, aún cuando el dolor nos inunde las esperanzas, aún cuando tantas cosas y circunstancias parezcan cercenarnos el horizonte.

No es una cuestión patológica, de denegación de la realidad. Se trata de una santa obstinación resiliente, porque desde el amor de Dios todo es posible, todo puede transformarse, la tristeza y el dolor.

El amor de Dios es nuestro rescoldo cordial.
Es el sabernos reconocidos y queridos como hijas e hijos desde siempre y para siempre. Esa pequeña brasa reaviva los fuegos de la mansa alegría del Evangelio en medio de la tormenta más fuerte.
Es menester confiar, creer, permanecer fieles, aferrarse a la solemne certeza de que nada podrá separarnos del amor de Dios.

Paz y Bien

1 comentarios:

pensamiento dijo...

Danos, Señor, esa lucidez necesaria para que se agudice en nosotros el deseo de Ti , d sentirnos tus hijos, gracias.

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