Madre de la Iglesia



María, Madre de la Iglesia

Para el día de hoy (20/05/13):  
Evangelio según San Juan 19, 25-27


(María creyente. Bienaventurada a través de los tiempos, feliz por creer, feliz por permitir que Dios la transforme, la haga plena.

María Madre. Nueve meses de cuidado en su seno, toda una vida de cuidado en los días, el Verbo que se le hace vida nueva que se crece en su seno. 

María discípula. La que se hace hermana de todos por seguir los pasos del Hijo, por confiar aún cuando no pueda comprender, por mantenerse en pié firme junto a la cruz, por la escucha atenta a la Palabra.

María de la liberación, la que canta al Dios redentor de todas las cadenas, la que se alegra infinitamente por ese Dios que derriba a los poderosos y exalta a los humildes, María profeta de un Dios cercano que ama y que se desvive por los pequeños.

María del vino nuevo del Hijo, la de las bodas de Caná de Galilea, siempre atenta a las necesidades de los demás, a la que el Hijo jamás le niega nada.

María de la Gracia que todo lo transforma, que se desborda como lluvia fresca, como pan abundante, Gracia incondicional y generosa que es Misericordia que sostiene al universo.

María de la Pasión, mujer que no tiene casa y que encuentra su hogar allí mismo en donde los hijos la aceptan y reciben, ofrenda final y total del Hijo que está muriéndose en su sacrificio inmenso de amor.

María de Pentecostés, la que acompaña a esa familia nueva, una familia que se vincula por lazos más firmes y trascendentes que los de la pura biología, una familia espiritual pero no abstracta, recinto amplísimo en donde florecen la fraternidad, la compasión, la solidaridad y la libertad añoradas por ese Dios que la busca y sustenta. Allí María se revela Madre de la Iglesia, compañera fiel de esos hijos que han recibido los dones del Espíritu Santo.

Ella, como nadie, puede contar las maravillas que Dios ha hecho en su vida. Ella acompaña sin vacilaciones, con una firmeza y una ternura propias de aquellas que han cobijado a los hijos en las honduras de su corazón sagrado, un corazón tan sagrado como el del Hijo, María presencia, María caminante, María testigo de la Gracia, siempre junto a nosotros)

Paz y Bien

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