La purificación de otros templos


Para el día de hoy (23/11/12):  
Evangelio según San Lucas 19, 45-48

(Las acciones de Jesús de Nazareth dentro del Templo de Jerusalem serían determinantes a la hora de las acusaciones que vertería el Sanedrín para condenarlo a muerte: por una parte, quiebra el negocio de cambistas y vendedores de animales sacrificiales y, por el otro, llama en su propio rostro a sumos sacerdotes y dirigentes bandidos y ladrones.
Con ello cuestiona también la misma santidad del Templo, y eso no iban a perdonárselo; inclusive en su misma Pasión, ello sería objeto de burlas por parte de sus enemigos.

Lo que sucede es que Él quería dar por finalizada esa espiritualidad que implicaba el trueque de actos piadosos por favores divinos -si yo cumplo con esta promesa, Dios me dará tal o cual cosa y viceversa-, y también toda una maraña de normas y preceptos que poco tenían que ver con la Buena Notica de Abbá su Padre.

En Jesús de Nazareth se establece que el templo mayor es cada vida humana, templo santo y latiente en donde habita el Dios de la vida.

Quizás por ello nosotros estamos necesitando también purificar estos Templos que somos. A menudo nos aferramos a ese intercambio piadoso, a esa religiosidad comercializada antes que al amor generoso e incondicional que nos brinda Dios y que se expresa a cada instante en la Gracia.

No tenemos muchas opciones, pues si nó estos templos -sin sustentación- corren peligro de derribo.)

Paz y Bien

2 comentarios:

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Hola, Ricardo:

El verdadero templo es nuestro corazón, por eso debemos mantenerlo limpio y puro.

Un abrazo.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Gracias, Rafael, por tu presencia y tus palabras.
Que el Dios de la Vida te bendiga con su paz, bendiga a los tuyos y bendiga a tu hermosa Patria.
Un abrazo grande
Paz y Bien
Ricardo

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