Es Cristo quien purifica y libera



















Para el día de hoy (12/02/19):  

Evangelio según San Marcos 7, 1-13








La discusión que refleja la lectura del día tiene que ver con las abluciones rituales que se realizaban antes de las comidas, estrictas y cuidadosamente reguladas, y que se hacían extensivas a los objetos de uso cotidiano, vasos, copas, vajillas. Esas abluciones implicaban purificarse de todo contacto con lo impuro y más aún, una tajante diferenciación entre lo que ellos suponían sagrado y lo profano.

Allí está el centro de la disputa: los discípulos, a instancias del Maestro, no se preocupaban en demasía con estas cuestiones, cuando según los criterios imperantes debían empeñarse en los ritos con inusual severidad dado su contacto con impuros rituales evidentes como los enfermos, y profanos totales como los gentiles.
Seguramente subyace la acusación de que el Maestro y sus amigos no saben distinguir las cosas de Dios de las que no lo son.

Las consecuencias son graves, pues tras esos criterios se esconde una mirada que infiere unos pocos puros y una miríada creciente de impuros e indignos de acceder a las bendiciones divinas.

Porque Cristo era observante y respetuoso de las tradiciones de sus mayores pero descreía de esa tendencia rígida que implicaba el rigor de los gestos y apariencias que han perdido sentido pues olvidan tanto el bien del hombre como al Dios que le otorga sentido.

Es un tiempo distinto el tiempo de la Gracia, todo es nuevo, todo se re-crea. Los ritos son importantes, pero no serán estos ritos los que purifican ni indican sacralidades sino que es Cristo quien purifica y libera y donde está Él acontece lo sagrado, pues el templo principal es el corazón del hombre en donde Dios hace morada. Cada vida es sagrada, única, irrepetible.

Paz y Bien

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