Sin medias tintas


Para el día de hoy (08/09/13):  
Evangelio según San Lucas 14, 25-33



(Jesús caminaba rodeado por una gran multitud. Muchos de ellos lo seguían por su palabra nueva, por sus enseñanzas tan distintas a las demás que imperaban y abundaban por aquel entonces. Otros tantos, porque Él sanaba a todos los que le traían, y realizaba cosas imposibles. Muchos también -entre ellos sus mismos discípulos- que ponían en Él sus esperanzas de liberación de Israel, y esperaban sinceramente que ese profeta galileo asumiera pronto su función como Rey de Israel, derrotando por fin a sus enemigos romanos y reestableciendo la dinastía davídica. 

Muchos eran los motivos para seguirle, pero no advertían lo más importante: que Jesús de Nazareth vá camino a Jerusalem, a enfrentarse a los espantos de la Pasión por su total fidelidad al proyecto de su Padre, a su amor, a un destino que asumía como propio y que, sin dudas, pocos o nadie entendían o aceptaban.

Es fácil entremezclarse entre una multitud así, cada uno con sus ansias, sus aspiraciones personales, sus ilusiones y fantasías. Es fácil también salirse cuando la columna parece no dirigirse a donde suponíamos, y ello es también motivo de angustia para todos aquellos siervos de los números y las estadísticas, porque han depositado sus valores allí en donde se afincan el número y las cantidades de adeptos, la masa que se impone, las credenciales identificatorias.

Al Maestro, sinceramente, no se detenía demasiado en todo ello. Esos conteos son tan fáciles de calcular como banales, y quizás vaya siendo tiempo de dejar de lado el contar cuantos somos, sino más bien volver a darnos cuenta que al frente de este peregrinar vá el mismo Cristo en camino decidido hacia la cruz, y que quien se atreva a seguir sus pasos no puede maquillarse con los colores desvaídos de los afanes momentáneos, del escudo multitudinario -vano muro de papel- y de la verdad bebida a medida y sabor de la pura conveniencia individual.

La vida cristiana no ha de escribirse con medias tintas que se diluyan con facilidad, que se borroneen ante la aparición del primer chubasco pequeño.

Se trata de algo más que una elección pasajera, o de una opción variable.
Se trata de poner como mayor valor y horizonte de navegación a ese Reino inaugurado por el Maestro que tiene el tinte imborrable de lo definitivo, pues se inscribe en las honduras de los corazones, en los núcleos primordiales de cada existencia.

Sólo así tiene sentido seguir sus pasos, renegando de todo ego, saliendo en busca del hermano con la cruz al hombro)

Paz y Bien

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