Un dios cruel

Para el día de hoy (23/06/12):

Evangelio según San Mateo 6, 24-34

(El dios Dinero es un dios cruel; es un dios de unos pocos defensores acérrimos del egoísmo, es un generador constante de esclavos, pródigo en miseria, dios de rictus severo que esparce la continua maldición de la pobreza que se impone, del desempleo que se justifica, de los salarios que son afrentas. Es el dios del poder, la opulencia, de la violencia y las guerras.

Tiene una liturgia propia que se expresa en el culto inmanente del Mercado, en la curia de las finanzas, en las súplicas por el tener antes que por el ser.

También es un dios voraz, insaciable de sacrificios humanos: en el ara sacralizada y ubicua de bancos y bolsas se sacrifica al prójimo.
Es un dios que no admite fraternidad porque porque unos pocos son más importantes que muchos otros, es un dios que detesta la generosidad porque a todo le pone un precio, es un dios de imposiciones ostentosas, de palacios fríos e inaccesibles, de perpetuas y malas novedades.

Ese dios no es el Dios Padre y Madre, Abbá de Jesús de Nazareth.

Creemos en ese Dios que es bendición universal, agua fresca para malos y buenos, Dios de la alegría y la liberación, Dios que aborrece la opresión y ansía rescatar a oprimidos y a opresores con su misericordia y su perdón.

Es un Padre que nos ama y una Madre que nos cuida, Dios que sólo vé hijas e hijos, Dios capaz de morir antes que ir tras cualquier violencia, el Dios que nos hace hermanos, el Dios que se hace uno de nosotros, el Dios que es abrazo, sonrisa, auxilio, escucha y mano franca siempre abierta.

Es un Dios que se identifica abiertamente con los más pobres, y cuyo rostro resplandece en los más pequeños, en los que no cuentan, en los que habitualmente son dejados de lado.

Es el Dios que reconoce como culto verdadero la misericordia y la compasión, la liturgia del socorro a los indefensos y caídos, el Dios bondadoso de los samaritanos, el Dios que no excluye, el Dios que congrega a los hermanos, el Dios de la generosidad y el desinterés, el Dios del pan compartido y abundante y la mesa grande con lugar para todos. Su único interés es el bien del otro, sin límites ni condiciones.

Es el Dios que acerca y se acerca, el Dios que edifica con el hombre porque Él mismo se hace hombre, el Dios que teje en la historia la eternidad para que todos vivamos para siempre, el Dios de la felicidad y el consuelo, el Dios de Jesucristo, nuestro Dios)

Paz y Bien



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