Creciendo en silencio y humildad


Para el día de hoy (17/06/12):

Evangelio según San Marcos 4, 26-34

(En los tiempos de la predicación del Maestro sus oyentes habituales eran, principalmente, campesinos y pescadores de la Palestina del siglo I.
Él les hablaba en términos que eran parte de su cotidianeidad como la sal necesaria, las lámparas en la noche, tesoros en el campo, redes y peces, vides y sarmientos, ovejas y rebaños, semillas y germinación para anunciar la Buena Noticia del Reino de Abbá su Padre.

En algún punto nos extraviamos, pues profundidad no es sinónimo de complejidad, y porque solemos hablar con términos habitualmente ajenos a la mujer y al hombre de hoy en día, y el Maestro se preocupaba especialmente de ello. Hemos de volver a la sencillez y, con confianza, volver a anunciar la mejor de las noticias en el mismo idioma y con los signos de las culturas contemporáneas, y sin miedo a vulnerar este mensaje que anunciamos. Hay que tener fé en la fuerza de la Palabra, en la contundencia de esa mínima semilla que tiene vida propia, y que las cosas que hace crecer dependen de la nobleza y las virtudes que lleva escondida más que de nuestros esfuerzos y planes.

Así tallos, espigas y granos de mostaza no son solamente etapas a cumplir, sino certezas magníficas de nuestra esperanza en cosechas abundantes, y en que nada ni nadie puede detener a ese Reino que se nos asoma tan vulnerable y humilde, pequeñísimo y silencioso, tan distinto a nuestras ansias de acciones ostentosas y espectaculares.

Más aún: ese Reino de vida plena y eterna crece incluso por fuera de los mismos esfuerzos de esta comunidad que llamamos Iglesia. Tiene un empuje insospechado, que asombra y a menudo escandaliza, pues esa semilla ínfima esconde un destino cierto de árbol frondoso que cobije a todas las mujeres y hombres de corazón generoso y compasivo, hambrientos de toda justicia, sedientos de solidaridad, el árbol frondoso que es cuerpo de ese Cristo al que no ha doblegado ni el dolor de la cruz ni la misma muerte.

El Reino crece y crece a pesar de tantos campos yertos y de tantas malezas y cizañas que ensombrecen los brotes pequeños y firmes, y es don y es misterio de bondad de un Dios que nunca nos abandona)

Paz y Bien



1 comentarios:

Caminar dijo...

Muy buena tu reflexión, Ricardo, como siempre.
Graciasa Dios el Reino seguirá creciendo, aunque sea de modo casi imperceptible.
Un saludo en Cristo

Publicar un comentario

ir arriba