Unidad y cohesión








Santos Simón y Judas, apóstoles

Para el día de hoy (28/10/16):  

Evangelio según San Lucas 6, 12-19




La Iglesia hoy realiza el memorial de dos de los Doce, Simón el Zelote y Judas Tadeo; se los considera en conjunto por el orden en que los plantea las cuatro listas o nóminas apostólicas, pero también quizás por la ausencia de muchas otras referencias evangélicas. La tradición de la Iglesia nos presenta que ambos evangelizaron Egipto, Asia y Persia, y que murieron mártires en esta última.
Pero en ocasiones el silencio de los personajes bíblicos es por demás expresivo.

Simón es llamado el Zelota por Lucas, mientras que Mateo y Marcos lo denominan el Cananeo; ambos términos tienen igual significado que encuentra sus raíces en el hebreo qanna, es decir, celoso; ello, por lo general, vale tanto para el Dios celoso guardían de su pueblo como también para los celosos observantes de la Ley y las tradiciones. El grupo zelota, tan arraigado en su identidad judía, fué derivando desde su religiosidad hasta la lucha armada contra el opresor romano, una mixtura de religión y política.

De Judas poco sabemos también, y podemos inferir cierto parentezco con Santiago el menor, obispo de la primera comunidad cristiana de Jerusalem, y por ello mismo con vínculos familiares con Jesús de Nazareth. Heredamos de él una de las llamadas epístolas católicas, y una pregunta al Maestro en la Última Cena, tal vez vocero de nuestras inquietudes: porqué Cristo se manifiesta a los discípulos y nó al mundo?. 
Al Cristo de nuestra Salvación es menester percibirlo en las honduras de nuestros corazones y existencias en la escucha atenta de la Palabra y en encarnar todo lo que Él nos diga.

Pero en el nombre hay una carga simbólica importante: se le llama Tadeo para diferenciarlo del otro Judas, el Iscariote, el traidor, el resto fiel de los hijos de Israel que se mantienen en pié y siguen al Maestro a pesar de las traiciones, los herodes, los fariseos, los que le dan la espalda.

En el colegio apostólico acontece, como en una profunda sinfonía notas discordantes entre sí, o mejor dicho, por sí solas suenan mal, no funcionan.
Se oscila entre el celo riguroso de Simón a la impureza ritual absoluta y despreciable de Leví/Mateo el publicano. Según los criterios mundanos, se trata de una sociedad imposible, o que en el mejor de los casos es fortuita y temporal pero nunca duradera.

Lo que encuentra explicación en el ámbito de la razón, es necesario buscarlo en el territorio del co-razón.
El colegio apostólico y, por tanto, la Iglesia, se afirma y crece en su unidad alrededor del Cristo que convoca, congrega, reune.

Cuando ello se olvida y se deja de lado, se potencian las diferencias que nos separan y florecen enemistades y furibundos reoncores.
Sólo en Cristo la Iglesia encuentra cohesión, la fuerza infinita que respeta caracteres pero que supera esas aristas pues se han establecido nuevos vínculos espirituales, vínculos cordiales que surgen del amor de Dios, duraderos, trascendentes.

Paz y Bien  

1 comentarios:

ven dijo...

El filósofo sueña con encontrar por su pensamiento el orden del mundo para contemplarlo; pero el alma unida a Ti, Dios mío, lo contempla sin esfuerzo y desde mucho más arriba. Muchas, gracias, un gran saludo fraterno.

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