Misión y servicio: el camino de la felicidad


Para el día de hoy (07/05/09):

Evangelio según San Juan, 13, 16-20

(Los momentos de convivencia amistosa nos desatan los nudos del miedo y se nos quedan vivos en la memoria.

Así el Señor les hablaba a sus discípulos -y nos habla ahora en la Mesa a la que nos invita siempre, y que es un regalo infinito-.

Y en ese clima, Jesús lava los pies de los demás.

Mediante ese gesto, el Señor de la Historia y Señor del Universo se entrega a sí mismo como servidor de los discípulos -¡aún del que lo traicionaría!- , Mesías que por amor se hace siervo y rechaza ser un Mesías glorioso y coronado con ojos humanos.

El Maestro quita los velos - re-vela - al misterio de nuestro destino: la felicidad radica en salir de sí mismo e ir al encuentro y servicio del otro.

Pero también nos advierte: no debemos confundirnos, el servidor no es más grande que su Señor, ni el enviado es mayor que Aquel que lo envía... Especialmente por esa tendencia de creernos mejores por el servicio que prestemos, o por la magnitud de la Buena Noticia que portamos.

Porque a contracorriente de la superficialidad del mundo, seremos capaces de ver en el rostro liberador de Jesús el rostro de un Padre que nos ama infinitamente.

Recibir a Jesús es recibir a ese Dios que se nos suele hacer desconocido.

Y Jesús nos confiere un mandato, nos envía en misión.
Y no una misión cualquiera: quien nos reciba como mensajeros de la Buena Noticia, lo recibe a Él.
Nada menos.)

Paz y Bien

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