Elegir las tinieblas o aceptar la Luz que se nos regala


Para el día de hoy (06/05/09):

Evangelio según San Juan, 12, 44-50

(Eran duros y somos duros de entender, obcecados en mirar para otro lado...

Por eso Jesús les exclama y nos dice hoy con voz fuerte y clara: -¡Yo soy la luz, y he venido al mundo para que todo el que crea en mí no permanezca en las tinieblas!-

Vayamos ahora por la vereda del sentido común -aunque el saber popular dice que es menos común de los sentidos-: la luz se nos ofrece y como tal, se la acepta o rechaza, no es cuestión de imposición, sino de tener abiertos los ojos del rostro y del alma.
Por eso, y en esta sencilla línea de pensamiento, el cerrar los ojos a la luz implica elegir la oscuridad, optar por las tinieblas.

El Maestro es uno con el que lo envió, y nos revela el gran misterio de la Salvación: que Dios es un Padre que sólo quiere nuestro bien.
No es un juez severo que hace las veces de verdugo también.
Y nos dice que Él no habla en nombre propio, sino que siempre habla en nombre del Padre Dios.
Quien vé a Jesús, vé al Padre Dios.
Jesús es Dios.

Y el Señor no nos amenaza, no pende de nuestras cabezas una maldición de condenación eterna.
El don, la gracia de la Luz, de la Salvación es ofrecida a cada uno de nosotros.
Y aceptar ese regalo infinito es lo que vá a determinar de qué lado estamos.

El juicio final comienza ahora mismo, y somos nuestros propios ejecutores.

-Y siempre es bueno volver a reflexionar si lo que entendemos por pecado es más bien lastimar y ofender a quien nos ama infinitamente antes que quebrantar una ley que tiene castigos predeterminados-)

Paz y Bien

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