Los pobres, signos de contradicción

Los invitamos a nuestros comercios,
los rechazamos de nuestras mesas.

Los encerramos con alambradas en nuestras fábricas,

los alejamos con perros de nuestras casas.


Los seducimos desde la sonrisa de la publicidad,
les cerramos el rostro cuando se acercan.

Los recibimos cuando son trabajo y moneda,

los esquivamos cuando son justicia y encuentro.


Arrasamos en minutos un barrio vivo,
estudiamos la colocación de una estatua muerta.

Los congregamos con promesas cuando dan un voto,

los dispersamos con balas cuando exigen un derecho.


Los contratamos cuando son fuerza joven,

los barremos cuando son bagazos exprimidos.

Los admiramos cuando levantan nuestras mansiones,

los separamos con las mismas paredes que construyeron.


Les damos limosnas cuando son niños y débiles,
les aplicamos cárcel y sospechas cuando son dignos y fuertes.

Exaltamos en libros y sermones su bienaventuranza,
su cercanía no rinde el sentido de la vida nuestra.


Jesús, te acogemos cuando eres bondad y perdón;
te excluimos cuando eres denuncia y justicia.

Como todo pobre de nuestros caminos,
eres un signo de contradicción.


Benjamín González Buelta, SJ

4 comentarios:

Na3rol dijo...

que interesante, esta muy buena esta entrada...
te doy toda la razon...

me gustaria que tuvieramos mas contacto, te invito a pasar por mi blog, para que te enteres de lo que hay por alla

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Muchas gracias, Na3rol. Con mucho gusto pasaré por tu blog. Paz y Bien. Ricardo

Fray Marcos dijo...

UFFF...DURISIMO!!!!!!

Muy buen post, como os que ya son costumbre.

Un abrazo. Paz y bien.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

A veces -como le suele pasar a un servidor- hacen falta cosas que golpeen para sacarse de encima cierta modorra que no nos permite ver a los demás...Tal es el caso de este post y de otros tantos. Marcos, gracias y un gran abrazo. Paz y Bien. Ricardo

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