Felices por servir










Para el día de hoy (14/11/17) 

Evangelio según Lucas 17, 7-10





Ciertos matices en el lenguaje de Jesús de Nazareth pueden resultarnos contradictorios y confusos por los giros propios de la época de su ministerio. Pero invariablemente se trata de utilizar situaciones que todos sus oyentes conocen para hacerse entender, para cale hondo su enseñanza.

Ello puede advertirse en la lectura que nos ofrece la liturgia en el día de hoy. El Maestro les habla a las mujeres y a los hombres de todos los tiempos, aunque en la coyuntura de cada parábola pueda enfocarse en ciertas personas en particular; aquí lo que cuenta es el trasfondo, y ese trasfondo es una religiosidad en la que impera el concepto retributivo, es decir, que mediante el cumplimiento preceptual y la acumulación de acciones piadosas que, a la postre, permitirían requerir recompensas acordes a esos méritos que se poseen. Es decir, que a través de esa pseudo virtudes se adquiere la bendición divina, y en realidad esconde la inefable soberbia de creerse en condiciones de exigirle determinados pagos a Dios.

En una relación filial no hay deudores, sino una familia que por sobre todo se ama sin condiciones.

EL Dios de Jesús de Nazareth es Padre y es Madre y es tan cercano que se hace vecino, amigo, hermano. Esa cercanía revela su esencia primordial, el amor, y de allí la gratuidad de su bondad, eso que llamamos Gracia.
El amor de Dios no se adquiere, el amor de Dios se acepta o rechaza del mismo modo que se ofrece, incondicionalmente. Hay vínculos mucho más profundos que el de las normas, y se fundamentan en una asombrosa confianza, una confianza que ese Dios deposita en nosotros para hacer sus cosas.

Con esa confianza y ese amor, nos descubrimos siervos inútiles, es decir, servidores sin méritos que reivindicar, servidores que hemos hecho lo que nos correspondía, o mejor aún, lo que se espera de nosotros.
Servidores felices de hacer lo que se debe, sin estridencias y con el empuje milagroso de la humildad, irnos al silencio frondoso del abrazo de Dios por haber cuidado de que esta pequeña parcela de tierra andante que somos haya sido frutal.

Paz y Bien

1 comentarios:

Walter Fernández dijo...

Paz y Bien para todos quienes visitan este blog.

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