Nacer de lo alto



Para el día de hoy (13/04/15):  

Evangelio según San Juan 3, 1-8




En la lectura que nos ofrece la liturgia para el día de hoy, el Evangelista San Juan teje una pieza literaria de gran belleza y especial profundidad, toda vez que la Palabra está inspirada por el Espíritu de ese Dios que siempre se comunica.

Nicodemo integraba el Sanedrín, es decir, el Consejo Supremo de Israel, cuya relevancia se extendía a la vida religiosa, social, política y comunitaria de la nación judía, y sólo estaba limitado verticalmente por las decisiones que, en nombre del emperador, tomaba el pretor romano con el respaldo de las legiones estacionadas por la zona. 
La influencia de los fariseos en esta asamblea era notoria, pero también la corriente saducea ostentaba una porción de poder importante, inclusive en la elección de los sumos sacerdotes -tal como por ejemplo Caifás y Anás- aunque esta elección, como todo lo demás, debía ser ratificado por la autoridad romana.
Lo que allí se resolvía influía en toda la vida de los judíos de Palestina y de la Diáspora: por ello, la irrupción de un profeta campesino y marginal, tal como ellos consideraban a Jesús de Nazareth, con su creciente popularidad y con una enseñanza que ponía en entredicho la ortodoxia por ellos establecida, desata odios y furias represivas crecientes que desembocarán en los horrores de la Pasión.
Así entonces, hablar a favor de este rabbí galileo conllevaba sus riesgos. En ese ámbito espeso valía por igual el ser y el parecer, y ninguno de ellos -por los peligros que podían acarrearle- se reconocería seguidor o simple admirador del Maestro.

Es por ello que Nicodemo, en su carácter sanedrita, en encamina a ver a jesús en plena noche para que los demás no lo adviertan, y esa noche es símbolo también de las sombras que anidan en su corazón. Es un hombre honesto y sincero que está atrapado en medio de antiguos esquemas que no le permiten crecer en verdad, crecer desde dentro, crecer en su corazón. Indudablemente hace un esfuerzo notable al llamar a Jesús Maestro, pues el único magisterio válido y reconocido es el del mismo Sanedrín; pero a su vez allí está su techo, pues reconoce a ese Maestro como venido de parte de Dios, es decir, como un gran profeta dotado de poder, pero no más. Y allí hay un profeta, pero mucho más que un profeta.

Lo que acontece a continuación puede conmocionar. La respuesta de Jesús entraña cierta virulencia impensada. A veces es necesario sacudir un poco el árbol para acceder a los frutos mejores. Y allí está la clave para que Nicodemo pueda emigrar definitivamente de la noche, y surgir como un hombre nuevo al día de la Buena Noticia.

Se trata de nacer de nuevo, de nacer de lo alto, y es un acontecimiento decisivo que está muy lejos de cualquier postulado físico o biológico. Es el parto espiritual al Reino, es dejarse transformar la existencia por la Gracia de Dios.
Es permitir alegremente que el Espíritu de Dios nos enderece esta frágil barca que somos con un rumbo nuevo sin hundimientos, mar sin orillas, el viento santo que todo empuja, viento de vida, viento de libertad de los hijos de Dios.

Los que nacen de lo alto no discriminan entre propios y ajenos, sólo advierten hermanos porque miran la vida con los ojos de ese Dios que los sostiene.

Paz y Bien

1 comentarios:

pensamiento dijo...

dejarse transformar la existencia por la Gracia de Dios. Señor ayúdame, gracias.

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