Misión sin fronteras




San Marcos, Evangelista

Para el día de hoy (25/04/15):  

Evangelio según San Marcos 16, 15-20




La misión cristiana no ha de conocer límites. Se trata de llevar la Buena Noticia a toda la creación, poder vital, poder de liberación, novedad de Salvación para todos los pueblos.

No se acota a una nación o una raza determinada, aunque tampoco se limita al ámbito humano. En el corazón sagrado de Dios los lirios del campo y los gorriones tienen un alto valor, pues todo el universo es obra de sus manos bondadosas, y es por eso que la misión no puede desentenderse del cuidado de la naturaleza, un cuidado que está lejos de ideologías, y que nace de los afectos y de la justicia.

Todo el cosmos se sustenta en la misericordia de Dios.

Hay muchos que no conocerán ni leerán otro Evangelio que el que exprese nuestra existencia cotidiana. Por ello hemos de suplicar volvernos Evangelios vivientes, Buena Noticia que se palpite en el acontecer de cada día, de todos los días.

Cinco son los signos distintivos de la misión cristiana.

El poder de expulsar demonios. Antes que profusas fantasías de exorcismos, hay un poder que nos supera y que es de Otro, y es poder liberador de la esperanza quebrantada, de todas las angustias, de los odios que separan y destruyen, de la corrupción que injuria y mata, de la soledad que aisla aún en estas ciudades tan grandes y a veces tan monstruosas. Es poder de humanización y plenitud, es poder pascual, poder de paso redentor.

Hablar nuevas lenguas. Se trata de la sencillez de ser entendido y comprendido por todos, en la lengua universal del amor, con la esperanza de Cristo, a pesar de que todo indique que lo que se entiende es el dinero, el poder, la violencia.

Tomar serpientes con las manos. Es el símbolo de la victoria de la Pascua, de la victoria sobre la muerte, de la única victoria que cuenta en donde no hay derrotados, en el rescoldo sempiterno de la fé, en el sagrado corazón de Jesús, refugio de nuestras almas cansadas.

Beber venenos mortales. No hay amarguras ni peligros ni amenazas que puedan detener la humilde fuerza pujante y germinal de la Buena Noticia. Ni la hiel que a menudo nos arquea puede quitarnos la esperanza.

Signos de sanación. El destino de todo hombre y de toda la creación, en los sueños de Dios, es la plenitud. Por la fé, todo es posible. La savia del Espíritu que nos vivifica ha de producir, inevitablemente, frutos santos de salud, que es Salvación que florece a cada paso.

Pero apenas somos obreros. La misión no nos pertenece, más hemos sido honrados con una confianza ilimitada para ser las manos de bendición del Maestro.

La misión no tiene otra frontera que la de la caridad.

Paz y Bien

4 comentarios:

pensamiento dijo...

Muchas, gracias.

Anónimo dijo...

Excelente explicación, análisis y exégesis del texto bíblico. El espíritu santo, permanezca sobre ti.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Gracias a usted, Pesnamiento, por su presencia constante y fraterna, que es apoyo y es signo cierto de Aquél que siempre vá con nosotros.
Que tenga un excelente fin de semana.
Que el Espíritu del Resucitado siga alentando el fuego de su caridad.

Un abrazo en Cristo

Paz y Bien

Ricardo

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Muchas gracias, herman@ por sus generosas palabras y su presencia fraternal.
No quiero dar expresiones de falsa humildad: pero la realidad es que lo que vuelco sólo pretenden suscitar ecos en los demás. Lo malo y erróneo me pertenece por completo. Lo único que importa es la Palabra de Dios.

Que el Espíritu del Resucitado germine siempre su vida con frutos santos y con su alegría.

Un saludo fraterno en Cristo y María.

Paz y Bien

Ricardo

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