Lectores del tiempo




San Antonio María Claret, obispo. Memorial

Para el día de hoy (24/10/14) 

Evangelio según San Lucas 12, 54-59





Muchos de los hombres que escuchaban con agrado y atención al Maestro eran labriegos y pescadores. Por su oficio, no sólo estaban acostumbrados sino que les resultaba imprescindible analizar los signos del clima para poder organizar sus tareas, para que sus esfuerzos no resultaran en vano.
Así, sabían cuando vendrá un día de calor bravo, cuando un aguacero, cuando un viento que les podría voltear sus pequeñas barcas a partir de la interpretación exacta de todas las señales que el tiempo iba arrojando a su paso, día a día.

La lectura que la liturgia nos ofrece en el día de hoy es pequeña pero a la vez muy intensa. Lleva el imperativo impulso del Maestro para convertirnos en agudos lectores del tiempo, de sus signos más profundos, de una realidad trascendente que nos deja señales en el día a día, a cada paso, y que solemos dejar de ver, pero que aún así son señales imprescindibles para permanecer con vida, pero vivos en plenitud, no meros supervivientes aferrados a tablas vanas en los naufragios que nos acontecen o que también solemos provocar.

Entretejidas en la historia humana y en el mapa cierto de nuestras existencias, los signos del Reino, del paso Salvador de Dios están allí, tangibles, evidentes para ojos capaces de mirar y ver, señales que nos dirigen la mirada hacia lo que en verdad hay que prestarle atención, y es que Cristo estuvo, está y estará siempre presente en los grandes hitos de la humanidad y en los aparentes devenires rutinarios del día a día, cristo siempre presente, Cristo salvador, Cristo compañero, lluvia buena de la Gracia que nos fructifica.

Paz y Bien


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