Jubileo


Para el día de hoy (10/01/13):  
Evangelio según San Lucas 4, 14-22a.
 

(La simple audición del término ya es reveladora: jubileo, necesariamente, se asocia a júbilo, a alegría desbordante, a celebración por cosas buenas que han sucedido.

El año jubilar era una institución muy antigua y cara a los afectos para el pueblo de Israel:implicaba la proclamación de un año santo -año sabático- en el que la tierra del cultivo se dejaría descansar, y lo que creciera de manera silvestre sería exclusivamente para los pobres, año en que todas las deudas serían condonadas, año en que aquellos que habían sido vendidos como esclavos a causa de deudas venderían la libertad, año en que las tierras y propiedades perdidas serían recuperadas, año de Yahveh para que hubiera descanso y recuperación y sanación de todos aquellos lastimados socialmente.

Jesús de Nazareth vuelve a su querencia, a su patria chica, lugar y gentes a los que conoce bien. Ha convivido con ellos por treinta años, sabe su requiebros y compartió sus alegrías y dolores. Conoce bien la situación de marginación de su gente.
Por eso mismo, ese sábado se dirige a la sinagoga del pueblo, y como todo varón judío, hace uso de su derecho de leer y comentar la Palabra de Dios: en este caso, uno de los libros del profeta Isaías, en donde el profeta habla del Ungido y las acciones y signos por la cual el pueblo reconocería a su Mesías.
Sin embargo, Jesús no hace un relato literal de las Escrituras: su expresión es profética, y por ello deliberadamente omite el pasaje en donde se anuncia el día de la venganza del Señor.

Él declara inaugurado un nuevo jubileo, el año de Gracia y Misericordia, que no será acotado a doce meses.
Es el kairós, el tiempo santo de Dios y el hombre, el hoy de la Salvación, la redención en tiempo presente.

Puede asombrarnos que en esa misión que Él reivindica para sí mismo -y luego para los suyos- se hable de cosas tan concretas como la liberación de los cautivos, el anuncio de la Buena Noticia a los pobres, la vista a los ciegos, la redención de los oprimidos y, además, declarar que ha comenzado el año jubilar en ese momento, año interminable de condonación de deudas, de rescate de esclavos, de pan para los pobres, de reconstrucción de la comunidad malherida.

Es que la Buena Noticia tiene totalmente que ver con lo que sucede en el aquí y el ahora, y la maravillosa Encarnación de Dios significa que el Creador sigue completamente involucrado con los dolores y sufrimientos de todas sus hijas e hijos.

Como comunidad cristiana que quiere seguir los pasos del Maestro, no podemos desentendernos de este año santo que nunca termina. Más aún, no podemos ser ajenos a todas las situaciones de dolor y cautividad, de injusticia social, de cautividades modernas.
Es usual que se realicen sesudas hermenéuticas o profusos análisis de lo que sucede: pero el Reino no es abstracto ni teórico, se proclama antes que se declama, y se proclama con acciones concretas.

Para esta comunidad que llamamos Iglesia el término jubileo no es extraño.
Pero quizás lo hemos relegado a un ámbito litúrgico, de condonación especial de pecados; no está mal, claro está, pero aún nos falta hacer un éxodo interior y llenarnos los pies con el barro de los callejones en donde nuestros hermanos más relegados hoy agonizan en soledad.

Porque el culto verdadero se expresa en la compasión y en el socorro del hermano caído y doliente, una Iglesia samaritana del auxilio desinteresado, una Iglesia galilea que se empeña en la fidelidad desde la marginalidad de los que no cuentan, una Iglesia que, a pesar de tanta injusticia y miseria, anuncia que otro mundo es posible, un mundo más justo y por lo tanto más humano y santo, motivo de alegría y esperanza)

Paz y Bien

2 comentarios:

Marian dijo...

Feliz y bendecido 2013! Que Dios te llene de su gran amor.Un abrazo en XTO. Jesús.
Dios te bendiga.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Querida Marian, que tengas un año pleno de alegría, serenidad y esperanza
Un abrazo grande
Paz y Bien
Ricardo

Publicar un comentario

ir arriba