De rebeldía y coraje


Para el día de hoy (11/01/13):  
Evangelio según San Lucas 5, 12-16
    

(En el texto del Evangelio para el día de hoy es menester distinguir dos hechos harto gravosos para la situación del pueblo de Israel en los tiempos del ministerio de Jesús de Nazareth: por una parte y debido a la mentalidad religiosa imperante, las enfermedades eran consideradas consecuencia directa del pecado,y e relacionarse con enfermos, por ello mismo, significaba que el transgresor era afecto a andar en malas compañías, gentes de dudosas reputaciones y conductas.
Por otra parte, el contacto con cadáveres y con ciertas enfermedades era causa inexorable de impureza ritual, con estrictas normas cultuales para recuperar el estadio ideal. En casos extremos, implicaba la separación de los impuros de la vida comunitaria, el ostracismo, la soledad.

Tal era el caso de la lepra: a las durísimas normas que se imponían a los enfermos, debía agregarse un lógico pánico frente a la virulencia de la enfermedad. Por ello mismo, los leprosos debían vivir fuera de las ciudades, vestidos con harapos, sin contacto con nadie. Al paso de los viajeros y caminantes, debían proclamar a los gritos su condición de impuro para evitar también cualquier contacto involuntario.
Y si ello sucedía, quien contactaba a un leproso -máxime si lo tocaba- automáticamente se volvía impuro y excluido de la vida social, religiosa y comunitaria.

Por eso mismo, la actitud del leproso frente a ese Jesús que pasa es inesperada, y es de franca rebeldía a las normas que le han impuesto. Es impensable que ningún leproso se acerque a nadie.
Es un hombre movido por la raíz de la fé, la confianza en ese Cristo que pasa, y también es un corazón que no se arredra frente a su condición: basta que el Maestro tenga la voluntad de limpiar su piel, no hace falta que lo toque.

Sin embargo, es el año interminable de la Gracia y la Misericordia.
Acontecen varios milagros: con entrañable afecto -expresión del corazón sagrado de Dios-, Jesús de Nazareth lo toca, y en ese gesto rompe el cerco de soledad que se le ha impuesto. La fé de ese hombre y el amor de Dios, en conjunción santa, obraron la sanación de la dolencia, y así es enviado por el Maestro a presentarse ante los sacerdotes para cumplir con el culto. Es un hombre re-creado y sano que vuelve a ser parte de la comunidad.

Es claro que, debido al imperio de almas mezquinas, no será algo leve ni gratuito para Jesús. Él se retira a orar a sitios solitarios, por esa necesidad primordial de dialogar con su Padre, pero también porque se ha vuelto impuro y debe ser excluido de la comunidad.

Hay cierto tipo de rebeldías que aún nos faltan asumir, la no resignación frente a todo lo que inhumanamente se impone. Y es necesario recobrar, desde esa fé que mueve cadenas montañosas, el coraje y el atrevimiento de acercarse a los dolientes de todo mal, sin temor a las consecuencias.)

Paz y Bien

0 comentarios:

Publicar un comentario

ir arriba