¿Qué se entiende por el Reino de Dios?

Curar para Jesús fue el signo que el Reino de Dios estaba llegando para todo el mundo. Con Jesús y el anuncio del Reino se anuncia un movimiento capaz de generar una convivencia humana libre de comportamientos enfermizos aún de origen religioso como el legalismo, el rigorismo, la hipocresía de un culto vacío de justicia y amor.

Para Jesús acoger y promover el Reino de Dios -insistamos como El lo hizo- consiste en sanear la religión y procurar una sociedad humana justa y amable.

Jesús no solo denuncia lo que se opone al Reino de Dios. Sugiere además un estilo de vida más acorde con el Reino de su Padre-Dios. Como felizmente lo reflota Aparecida, Jesús no excluye a nadie; pero, su preferencia muy notable son los pobres…

Jesús no habla de pobreza en abstracto. Tampoco habla de los pobres para valerse de ellos y ganarse la simpatía o adeptos a su causa. Jesús, jamás cayó en el clientelismo y menos en la demagogia. Nunca alabó a los pobres por sus virtudes o cualidades. Para Jesús - si Dios se pone de parte de los pobres y en forma preferencial, no es por mérito alguno sino porque sufren injustamente. Dios reina haciendo justicia porque es Amor y no hay amor sin justicia ni justicia sin amor. De ahí que el pecado que más aborrece Dios -según el mensaje bíblico- es el pecado de injusticia y la denuncia más dura de Jesús fue contra la hipocresía de los que aparentaban ser justos a tiempo que robaban la herencia de viudas y huérfanos. Para Jesús el signo más claro que el Reino de Dios ya está viniendo es que Dios defiende a los pobres que nadie defiende.

Padre Obispo Miguel Esteban Hesayne
Obispo Emérito de Viedma

3 comentarios:

Fray Marcos dijo...

Muy cierto. Me dejaste pensando mucho Ricardo.

¿Será casualidad lo que dice de los ricos?

Un abrazo. Paz y bien.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Marcos, hace tiempo que -a las piñas, lo confieso- aprendí que no existen casualidades sino causalidades... Hasta me jugaría a decir que a veces Dios escribe parte de nuestra historia con un seudónimo.
En el caso puntual del padre Obispo Hesayne, para un viejales -chavo dixit- de 43 años como yo, ha sido y es una luz en la oscuridad, que a muchos nos ha ido marcando el sendero y alimentando la esperanza frente a tantas complicidades y silencios de otros tantos. Un hombre bueno, un hombre bravo y manso a la vez, un hombre de Dios que a los 80 años sigue hablándonos con las palabras del Maestro, de ese Reino aquí y ahora. Un abrazo grande, che. Paz y Bien. Ricardo

Anónimo dijo...

muy buena :)

Publicar un comentario

ir arriba