Levantarse por la Misericordia


Para el día de hoy (21/09/09):
Evangelio según San Mateo 9, 9-13

(Mateo se encontraba sentado a la mesa en donde cumplía rigurosamente la tarea de recaudar impuestos.
Detrás de esa mesa se efectuaba una concienzuda sangría sobre el trabajo y el esfuerzo de muchos, en favor del reyezuelo local y como tributo del Imperio del que era vasallo. Por esa razón, los recaudadores de impuestos -o publicanos- eran ferozmente detestados por los judíos. Era tal el desprecio que inspiraban que se los colocaba en la misma categoría moral que las prostitutas.

Y en eso, pasó Jesús y lo vió.
-Sígueme- bastó que le dijera, y Mateo lo siguió.
Lo siguió dejando atrás todo el mecanismo de explotación de sus paisanos, al que servía con denuedo.
Lo siguió dejando atrás la servidumbre del mal, y se puso a su servicio.

Esa es la verdadera liberación: el paso de la servidumbre al servicio.

Y la Palabra nos dice algo0 más acerca de Mateo, que no debe pasar inadvertido ni tampoco es un dato menor y secuencial: antes de seguirlo, nos dice que Mateo "-se levantó...-".

-Cuando pasa el Señor y nos llama por nuestro nombre, nos ponemos de pié, aún cuando podamos estar hundidos en el fango de nuestras miserias, noqueados por el dolor o doblegados por la tristeza, el miedo o el egoísmo. La voz del Maestro nos hace poner de pié-

Pero siempre está el corifeo de los que se creen puros o meritorios de vaya a saberse qué. En este caso, los fariseos se escandalizaban ¡¿cómo podría ser que este hombre que hablaba en nombre de Dios llamara a tipos como Mateo, un despreciable publicano, y como si eso no fuera suficiente, se sentara a la mesa con prostitutas y toda clase de indeseables!?

Maravilloso escándalo éste, el del Reino de los Cielos...

Si Dios obrara según lo que corresponde a nuestros actos, conforme a derecho, ¿quién podría salvarse?
Pero nuestro Dios es ante todo un Padre Misericordioso que nunca descansa en la búsqueda de sus hijas e hijos perdidos.
No vaciló en entregar a su propio Hijo Jesús, hermano y Señor nuestro, a una muerte atroz para el rescate de muchos, para la salvación de todos.

En este preciso instante, Jesús pasa y nos vé y nos llama por nuestros nombres.
Y nos pide que lo sigamos.
Y nos hace poner de pié, como signos de su Infinita Misericordia, escándalo para un mundo que sólo sabe de exclusiones, prejuicios y discriminación.

El maravilloso escándalo de un Dios que viene en búsqueda de los despreciados y rechazados, por su Amor inacabable e inabarcable)

Paz y Bien

2 comentarios:

Salvador Pérez Alayón dijo...

Me quedo perplejo ante la prontitud de Mateo: Ven y sigueme, y Mateo responde en el acto y cambia su vida. De recaudador a predicador y testigo de JESÚS.
¡Cuanto me cuesta cambiar y que lenta mi vida se va transformando! Es más, no sé si adelanto o me alejo. Tampoco sé si respondo a JESÚS o me hago rogar e indiferente.
Hoy me asombraba al oír la historia del Padre Damian de Molokai, ¡qué manera de responder!
Y yo SEÑOR tengo que doblegarme y pedir perdón por tanta desidia y tanta tardanza. Confundido por no saber si no veo o no quiero ver, me postro ante TI para pedirte Misericordia y TU GRACIA para entregarme a tu servicio y responder a tu llamada.
Un abrazo para toda la familia.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Gracias Salvador, mi hermano y amigo por tu testimonio de vida; quizás sea lo que planteas una de las claves de nuestra vida en la fé: constantemente nos está llamando nuestro Padre...Y nosotros, con indiferencia o con lentitud, demoramos nuestra respuesta. Quiera el Espíritu del Resucitado iluminarnos para responder con la prontitud y la confianza de Mateo.
Un gran abrazo en Cristo y María, y la bendición del Dios de la Vida para tí y los tuyos, en especial para Manuel y su mamá.
Paz y Bien.
Ricardo

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