Señor, ¿a quien iremos?



Para el día de hoy (20/04/13):  
Evangelio según San Juan 6, 60-69


(Era fácil estar con el Maestro en los momentos de éxito aparente y fama merecida; las gentes lo seguían y querían coronarlo Rey,especialmente cuando alimentaba a miles con panes y pescado, cuando sanaba enfermos, cuando hablaba de Reino y liberación. Ellos ansiaban permanecer allí, querían ser parte de ello.

Sin embargo, cuando Él les revela que el Hijo del Hombre -el Hijo de la Humanidad- será glorificado en el cadalso, en medio del espanto de la Pasión, todo se les vuelve contrario a lo que añoraban, a sus esquemas de gloria e imperio, de poder temporal, de derrota de los enemigos.
Por ello expresan que sus palabras son demasiado duras, y que nadie puede escucharlas.

La cruz es locura y escándalo, y por ese principio de amor, de servicio, de Salvación muchos han de dejarlo, de partir, de regresar a lo cómodamente viejo. No se atreven a ninguna novedad, prefieren la seguridad de sus prisiones antiguas a la libertad incierta de este rabbí galileo.

Pocos se quedan con Él, junto a Él, y Pedro -en nombre de los discípulos- se sincera; ¿adónde irán?. A pesar de todo lo que no comprenden, de esas pretendidas contradicciones, lo saben: las palabras de eternidad, la respuesta a los interrogantes primordiales, el saciar ese hambre de estar vivos sólo puede venir de Él.

Sólo Él tiene palabras de vida eterna, de vida perpetua, de vida sin límites, de vida plena.

Señor, ¿a quien iremos?
¿A los fariseos de todos los tiempos, puntillosos y exactos en las normas de piedad, tenaces negadores del hermano?
¿A los que prometen paraísos terrenales mediante la violencia?
¿A los profetas de la prosperidad, portavoces del dios mercado?
¿A los tenaces propaladores de dogmas pero no de personas, a los renegados de cualquier solidaridad, a los fugados de toda compasión?

Sólo vos tenés Palabras de Vida eterna.)

Paz y Bien

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