Misión: el éxodo de la euforia a la alegría que no se disipa

 

 


 

 

 

 Para el día de hoy (03/10/20):  

Evangelio según San Lucas 10, 17-24

 

 

 

Los setenta y dos enviados regresaban de la misión que el Maestro les había encomendado oscilando entre el asombro y la euforia; con una pobreza total de medios, cumplieron con todo lo mandado y nada ni nadie implicó un obstáculo insalvable.
Llevan en sus corazones la certeza del poder de Cristo, pero los viejos esquemas persisten y por eso mismo les gana espacios la euforia.
La euforia suele ser superficial, se queda en las apariencias olvidando lo que en verdad cuenta, lo más importante; además es hija dilecta del exitismo, la pura praxis sin ética ni trascendencia que mide resultados, scores, en donde la vida y las personas quedan en segundo lugar. Por esa misma superficialidad la euforia es tan volátil y pasajera, y por ello, en un plano psicológico, sea la contracara de la depresión.

Así el Maestro, a pesar de todos los milagros que han obrado en Su Nombre, los insta a valorar como bien mayor la plenitud vivida en Dios, la Salvación que el Padre les ofrece por el Hijo. Allí está la raíz de toda esperanza y de toda alegría, que ellos -y nosotros también, aún sin merecerlo, aún con todas las miserias a cuestas, en Él y con Él´podrán hacer retroceder el mal en todas sus formas, y eso se transforma en misión, misión de liberación, de paz, de sanación, de justicia.

Sanando heridas, rompiendo el aislamiento y la soledad, revirtiendo los egoísmos con fraterno servicio, auxiliando al que tiene la mirada nublada por ideas vanas, reconociendo al Cristo de nuestra Salvación en el rostro de los más pequeños, en los ojos de los pobres.

Pascua de la euforia a la alegría que permanece y no se disipa, con todo y a pesar de todo, porque el mismo Espíritu la sustenta.

Paz y Bien

1 comentarios:

Walter Fernández dijo...

Señor que sepamos ser tus Discípulos 🙏 Paz y Bien 🙏

Publicar un comentario

ir arriba